El rastafarismo es una religión de orientación política, cuya característica principal es no aceptar los valores impuestos por la ideología dominante y aparece en Jamaica alrededor de 1934.
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La base fundamental de su doctrina se basa en su propia interpretación de la Bíblia y de los pensamientos de Marcus Garvey, un industrial y predicador negro que se destacaba por sus estudios y su brillante oratoria. Impulsando el naciente movimiento con una profecía : «Mirad a África, un rey negro será coronado, porque la liberación está cerca». La salvación sólo se completaría con la vuelta a su patria africana; según Garvey, la década crítica seria la de los años setenta.
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Con la coronación de Haile Selassie como emperador de Etiopía en 1930, la primera parte de la profecía se había cumplido, y hubo gran espectación en Jamaica. Para muchos negros jamaiquinos, esa era la señal predica por Garvey. Para ellos, Selassie era un dios vivo y Etiopía, el hogar al que debían retornar. No importó demasiado que el tal Selassie fuera un tirano. En aquellos años de miseria, cualquiera que ofreciera un futuro mejor, obtenía rápidamente adeptos.
Eso ocurrió con los rastafaris en Jamaica. Años después se concentraron en una comunidad, que llegó a albergar 800 personas, convirtiendolo en un pequeño país autónomo.
Hacia mediados de los años cincuenta, sus habitantes migraron hacia la capital, Kingston, acrecentando los ghettos negros.
La doctrina del rastafari no acepta la homosexualidad porque piensa que no es natural y que por eso Dios creó al hombre y a la mujer. También consideran que las mujeres no son rastas de corazón. Son antifeministas, están contra el aborto y piensan que el alto índice de natalidad es algo que los rastas deben aceptar como la voluntad de Dios. Desaprueban los métodos anticonceptivos porque los consideran un asesinato.
Los rastas tienen una práctica de vida denominado skuffling, que significa : «Tomar de la vida todo lo posible sin hacer nada que beneficie al sistema establecido».
