En tiempos de caos

Pesadillas

"Dr.Strange pertenece a Disney/Marvel. Todos los derechos reservados."
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Todo había terminado.

Después de irse de Westview no sabía realmente a dónde ir, sólo estaba segura de que representaba un peligro para todos.

Buscó un lugar lo más alejado posible de todo contacto humano, dispuesta a vivir en un castigo autoinflingido por sus actos imprudentes.

La pelirroja suspiró con pesadez y metió las manos en sus bolsillos. Comenzó a caminar por el lugar que ahora llamaba "hogar", pues era un sitio bastante amplio que consistía de varias hectáreas "Ideal para un plan de retiro." pensó.

Wanda caminó por el claro del bosque imaginando las mil posibilidades que usaría para explotar su amado hobby de jardinería, al menos eso mantendría su mente un poco ocupada.

Siguió caminando un largo rato y cuando comenzó a anochecer decidió regresar a su casa.

Se preparó algo sencillo de cenar, calentó un poco de té y salió al pórtico a mirar el cielo nocturno.

Fue entonces cuando decenas de recuerdos entrañables empezaron a querer hacer protagonismo en su mente, pues su añorada vida familiar se había hecho añicos, al igual que su corazón.

Sintió un ardor desagradable en los ojos.
-Visión...Billy...Tommy...- susurró para sí misma mientras profusas lágrimas resbalaban por sus mejillas.

La soledad de la noche no hizo más que recordarle la suya. Sabía que había hecho lo correcto al liberar a las personas de su control mental a pesar del enorme sacrificio que representó aquello.

Cuando era una niña su inagotable imaginación la había salvado en más de una ocasión de la amargura de su realidad, un mecanismo de defensa altamente efectivo que, sin desearlo, había logrado hacerlo tangible; pero seguía siendo una mentira piadosa que se decía a sí misma.

Una fantasía que usó para proteger a la niña asustada que aún vivía en su interior.

Suspiró pesadamente, sorbió el último trago de su té y se adentró de nuevo en la casa. Como todas las noches desde hacía dos meses su forma astral se alimentaba de conocimiento del "Darkhold" mientras su cuerpo físico descansaba.

Ahora que había descubierto lo que era y podía hacer quería entender, y sobretodo tener bajo control sus poderes para no dañar a nadie nunca más.

Sin embargo su lectura nocturna le provocaba padecer horribles pesadillas de vez en cuando, tan terribles que incluso lograban regresar su forma astral a su cuerpo haciéndola despertar sumamente angustiada.
Pero lo tomó como parte de su mismo karma, que ahora le hacía vivir en carne propia el sufrimiento que ella causó en los habitantes de Westview.

-Mierda...-cubrió su rostro con sus manos y ahogó un quejido. La pesadilla que había tenido ésta vez fue demasiado para ella. Imágenes horribles de Visión siendo asesinado por Thanos, de sus hijos desvaneciéndose y reclamando de haberlos abandonado en el Hex.

Pero también había alguien más.

"Wanda Maximoff, es hora de despertar."- La pelirroja había escuchado una voz masculina dentro de su sueño que le resultaba familiar, pero no pudo identificarla del todo. Sólo recordó haber sentido un ligero tacto en su frente acompañado de aquella voz que había logrado sacarla de ese infierno onírico.

-¿Quién era?- sacudió la cabeza para librarse de la resaca mental. Sea quien fuese era la primera vez que se le presentaba en alguna de sus pesadillas, y agradeció por un momento al enigmático visitante el haberse presentado, ya que no había podido despertar por sus propios medios.

Se levantó a buscar un vaso de agua y se quedó un rato apoyada sobre la tarja.

-Creo que se me está saliendo de las manos...-dijo para sí misma.

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Despertó con un sobresalto.

Hacía varias noches que sus sueños se tornaban en pesadillas dignas de un cuadro dantesco.

Stephen Strange sabía que, dados los recientes acontecimientos, no era de extrañar tener algún tipo de consecuencia en su psique. Había visto millones de futuros horribles, realidades alternas llenas de destrucción y muerte, todas protagonizadas por un tirano genocida.

-Sólo era una pesadilla...-suspiró aliviado. Posó sus temblorosas manos sobre su cabeza y cerró los ojos por un momento.

Había un elemento extra ésta vez.

Una mujer.

Vagamente vinieron imágenes a su mente.
Cabello rojo, un rostro familiar y...un nombre.

-Wanda Maximoff.- recordó por fin.

Continuará...