Yo sé cómo te sientes

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"Dr.Strange es propiedad de Disney/Marvel. Todos los derechos reservados."
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-Que tengas buena noche, Wanda.- dijo con un semblante serio.

-Igualmente.- le respondió, pero no obtuvo respuesta. Él subió las escaleras a paso apresurado.

Después de que arribaron al Santuario, el Hechicero empezó a comportarse de manera extraña tras tener una larga conversación con Wong a puerta cerrada, la cual se había extendido tanto que se le pasó la hora de comer.

Aparentemente tampoco cenaría.

Y ella creyó saber la razón de su repentina inapetencia.

Había podido ver dentro de su mente, sin intención, el recuerdo más reciente de Stephen Strange.

"Christine" y "Boda" fueron las palabras que ella pudo identificar y a las que él reaccionaba con un profundo dolor.

Y sintió su pena.

No necesitaba ser "Sherlock Holmes" para comprender la situación por la que estaba pasando, y hasta cierto punto, le entendía.

No era el mismo caso, pero tampoco había podido hacer una vida con su persona, aunque "Vis" no lo era en el estricto sentido de la palabra, pero creyó que permanecería a su lado hasta que ella muriese.

Sabía de antemano lo que podía doler "un amor frustrado por el destino"; ahora ni siquiera podía decidir qué era peor.

No sabía si el amor correspondido y que permaneció junto "hasta el final", dolía menos que aquel amor que fue correspondido en su momento, pero que las circunstancias de la vida los había separado, sólo para terminar con alguien más y ver "lo que pudo ser", como un simple espectador.

En ambos casos la herida era profunda, sus corazones estaban rotos, y se encontraban solos.

No durmió en lo absoluto por estar pensando en el asunto.

Wanda sintió que era su deber el decirle algo que pudiera confortarlo. Así que esperó hasta un poco después del desayuno de la mañana siguiente para interceptarlo en las escaleras.

-Stephen, ¿tienes un minuto?- preguntó.

-Por supuesto, Maximoff....- bromeó llamándole por su apellido tal y como ella lo hacía.-...pero después del entrenamiento, ya vamos tarde.- subió unos escalones.

-¿Podemos charlar ahora?- se puso muy seria.

-¿Podemos charlar ahora?- se puso muy seria

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-...Ahm...ok...sígueme entonces, podemos hablar en la sala de Meditación.- le pareció extraña su actitud, pero no quiso preguntarle nada hasta escuchar lo que ella tuviera que decirle.

Apenas entraron, la pelirroja ya se estaba arrepintiendo y se tomó unos instantes para decidir lo que iba a hacer.

Y el silencio lo estaba incomodando.

En tiempos de caosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora