Pecadores Imperfectos | MiraBruno

Tiempo de cambios

Las personas se hallaban amontonadas, bulliciosas y muy molestas alrededor de Casita, algunos incluso parecían al punto de querer golpear a Félix quien en esta ocasión estaba tomando el papel de mediador entre la furiosa turba y la familia fundadora del pueblo.

—Tienen que hacer algo, desde que Mirabel se fue las obras están paradas, la administración de las cosechas está congestionada y ninguno de los proyectos que teníamos está empezando a ejercerse. —Exigía uno de los campesinos, siendo seguido por el resto.

—Entiendo su molestia, en serio, pero realmente no podemos hacer nada al respecto, fueron ustedes quienes echaron a Mirabel—Repetía una vez más cuando por fin parecieron calmarse los habitantes del pueblo.

—¿Como qué no? La principal razón por la que Mirabel era la alcaldesa era por ser Madrigal, cualquiera de ustedes puede hacer ese papel. —Respondió con enojo una de las mujeres del grupo.

—Pero mi hermana fue entrenada por nuestra abuela, ella era quien sabia sobre el papeleo o las acciones a realizar en cualquier situación. Ninguno de nosotros nunca recibió nada de eso—Tomó acción Isabela.

—Tú eras la favorita de doña Alma antes de Mirabel, ¿me vas a decir en serio que estuviste 25 años sin saber cómo guiar un pueblo? —Respondió otro hombre a la defensiva, Isabela solo se encogió de hombros—Entonces siempre has sido una princesita inservible—Esto sí hizo enojar a Isabela quien con raíces del suelo atrapó al hombre entre enredaderas.

—¡Genial, ahora nos atacan en vez de protegernos! —Dijo alguien y todos empezaron a hablar de nuevo.

—¡Basta, ey basta!—Volvió a interrumpir Félix, ahora más enojado—Me van a tener que perdonar, pero nosotros ya estamos muy viejos para hacer el papel de líder, nuestros hijos han pasado su vida entera haciendo una función específica para ayudar y en ese caso Mirabel era la encargada de ese puesto, si tanto quieren un alcance, elíjanlo entre ustedes como tengo entendido que funciona en el resto del país.—Todos se quedaron callados, ya que nadie había pensando en esa posibilidad, pero nadie tampoco se veía capaz de dicho puesto.

—Bien, elegiremos un nuevo alcalde por nuestra cuenta, pero por ahora necesitamos que alguno de ustedes esté en ese puesto hasta entonces. —Todos empezaron a mirar a todos los presentes, hasta llegar a alguien.

—Por ejemplo, Camilo, él es de la misma edad de Mirabel, además no tiene familia así que seguro tiene tiempo. —Apuntó otro hombre.

—¡Si! Es realmente bueno manteniendo a flote el teatro estoy segura de que podrá con el resto—Apoyó una de las mujeres, todos estaban de acuerdo.

Es entonces que todos miraron a Camilo en busca de una respuesta, el solo pudo desviar su mirada hacia una mujer muy conocida para él y la hija que cargaba entre sus brazos, esa misma niña que compartía con él los mismos rizos.

—Yo no... no creo que pueda hacerme cargo de eso—Echaron a su prima por su secreto a pesar del gran trabajo que hizo durante años, él en definitiva no era ni la mitad de capaz que ella y mucho menos si se enterarán de la verdad.

—Vamos Camilo, solo será por un tiempo—Pidió su padre, el nombrado solo pudo ver las arrugas y canas de su padre, realmente no quería que siguiera pasando por ese estrés. Suspiró.

—Bien, pero solo será hasta que encuentren a alguien más—Todos parecieron contentos menos él, pero no había mucho que pudiera hacer al respecto.

...

Agustín caminaba de un lado a otro en el cuarto de Julieta, podía escuchar todo el bullicio de afuera y como estaban obligando a su sobrino a suplir el puesto que le pertenecía a su hija, realmente se encontraba enojado, estresado y dolido por cierta persona en particular al que le atribuía todo este desorden.