El vínculo que une a tu verdadera familia no es de sangre, sino de respeto y alegría por la vida del otro.
Richard Bach.Nick.
Pecas:
Hey, zanahoria.Llevaba horas releyendo aquel texto, que había recibido luego de 4 días sin respuesta, aún sin saber la razón del mensaje.
Joder, ¿y que hago ahora?
«Responder, quizás»
Eché mi cabeza hacia atrás soltando un suspiro inaudible.
Me encontraba en mi habitación, a oscuras, con sólo la luz de la luna reflejada en mi ventana, iluminando mi recámara.
No había podido dormir bien, ya que después de enterarme que habían vendido la casa de mi infancia, me quedé pensando toda la noche. Extrañar a mi abuelo es de lo peor, pero saber que no podré volver aquella casa es mucho más difícil.
Hasta que a las 2 de la madrugada recibí aquel mensaje que definitivamente me quitó el sueño, haciéndome recordar que ya faltaban casi dos días para la cita y no tenía ni idea de a dónde iría y que haríamos.
Me pregunté que estaba haciendo Jessica despierta a las 2 de la madrugada, o porqué decidió responderme a esa hora, y porqué tardó tanto en hacerlo.
Vale, tenemos muchas cosas en común y eso está bien. Al menos sé que no habrá ese silencio incómodo como cuando nos conocimos.
Podríamos hablar de libros ya que a ella le gusta leer, y escuchar música.
Espera.....
Libros, eso es.
La llevaré a una librería.
Soy un genio.
Pero no cualquier librería, tiene que ser una de esas librerías gigantes con muchas variedades de libros.
«¿Y después de eso que harán genio?»
No lo sé, ¿hablar tal vez?
«Podrías llevarla a comer, un picnic o algo»
Joder, eres un genio.
«Lo sé».
Bueno, ya tengo el plan. Ahora tengo que ejecutarlo.
Me levanté y caminé hacia la puerta y salí, el pasillo estaba a oscuras a excepción de la luz de las escaleras que tenía el interruptor encendido.
Me dirigí a ellas y bajé, y al llegar a la cocina encendí la luz, enfoqué la figura de mi madre recostada del mesón de espaldas hacia mi, pero se giró hacia mi dirección en cuanto la luz iluminó la cocina.
Caminé con pasos lentos y noté que había estado bebiendo vino. Abrí la nevera luego de tomar un vaso de los gabinetes, tomé la leche achocolatada entre mis manos y me serví la mitad del vaso.
Me recosté en el mesón junto a mi mamá, y bebí del vaso.
Nos quedamos unos minutos allí, en silencio, sin decirnos nada. Ella bebiendo pequeños sorbos de su vino y yo de mi leche.
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Nuestra historia bajo la luna roja
Teen FictionEn un mundo marcado por el eco de las cicatrices emocionales, Jessica, una estudiante de psicología, se sumerge en su pasión por entender el comportamiento humano y ayudar a quienes han sufrido, pero lleva consigo la terrible experiencia con su exno...