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— Nuevamente... Disculpe secretario Xiao, no pensé correctamente en ese momento al darle aquella orden.

Se disculpó el mayor desde el asiento trasero del auto que maneja Xiao Zhan.

— No se preocupe señor, me lo supuse. Hoy había una reunión muy importante, no creo que no me haya querido allí presente — rió bajo. — Pero de todos modos, si así hubiera sido, podía pedirle a alguien más que lo acompañara.

— Imposible. Nadie hace su trabajo como usted mismo. De ninguna manera — habló negando con la cabeza mientras revisaba su teléfono.

Zhan sonrió ante el comentario, sentía tanta satisfacción cuando su jefe decía ese tipo de comentarios sobre él, ya que, tuvo que pasar por mucho para poder llegar a ser irremplazable para el hombre, adaptarse a ese puesto le había costado noches sin dormir o comer, lágrimas y mucha, mucha frustración y enojo.

Luego de algún tiempo ambos habían encontrado su balance y trabajaban de una manera muy limpia y sana.

《— ¡No quiero que la misma desgracia de anoche se vuelva a repetir Xiao Zhan!

Asintió mientras aguantaba sus ganas de llorar. Su jefe le estaba levantando la voz por su error de la fiesta a la que asistieron la noche anterior, pues, sin querer había insultado a un empresario importante y todo por no saber hablar coreano y no siquiera él sabía que era lo malo que había hecho, lo único que vio fue como el hombre se acercaba a su jefe a decirle algunas cosas y luego sintió la fulminante mirada de Wang Yibo sobre su ser.

Se asustó cuando el fuerte ruido de un pesado libro cayó sobre el escritorio.

— ¡Te doy tres meses! Si en tres meses no puedes mantener ni siquiera una conversación básica conmigo, es mejor que vayas recogiendo tus cosas y te largues. ¡¿Me entendiste Xiao Zhan?!asintió rápidamente.

— Tómalo y vete, no quiero verte en este momento — señaló el libro.

Zhan tomó el libro y con una reverencia y un débil "Discúlpeme" salió de la oficina, una vez que estuvo en su puesto miró atentamente la pasta del libro. Era una guía para aprender el idioma coreano desde cero, suspiró tomando una respiración profunda y limpió las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos. Decidido, lo abrió comenzando así, a prepararse. En tres meses debía de saber por lo menos lo básico o si no lo despedirán y necesitaba el trabajo.

Una pequeña sonrisa se asomó en el rostro del pelinegro ante aquel recuerdo, agradecía al cielo el haber podido mantener una conversación en coreano con su jefe. Ahora por más que quieran, nadie quien no sea Wang Yibo tenían poder sobre si debía trabajar o no en esa empresa, y por ahora, el todavía deseaba trabajar allí.

— Llegamos señor — anunció.

Zhan bajó del auto al igual que su jefe, inmediatamente fueron recibidos por una fila de empleados que hicieron una reverencia.

Comenzaron a caminar hacia el ascensor. En el camino se toparon con el secretario del presidente de aquella empresa a la que habían llegado y donde sería la reunión.

El secretario intercambiaba palabras con el hombre mientras que Yibo caminaba detrás en silencio, no tenía que preocuparse, su secretario podía manejar cualquier tipo de situación que se le presentara, y sabía las palabras que debía usar, era simplemente impecable en cada aspecto de su trabajo, era muy profesional, era perfecto.




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