"Un niño pequeño con un peinado de hongo y un overol amarillo sostenía un oso de peluche, sentado en el asiento de una sala de espera pequeña y raída con sus piernas volando. El hospital donde estaba era reducido, y más parecía un sanatorio pues solo se le notaban 3 cuartos. Al lado de él, su padre y el amigo de este estaban discutiendo, y el tema no parecía del agrado del pequeño chico.
- No se que voy a hacer con ese bebé, definitivamente no lo quiero Raffael, pero mi mujer insistió en conservarlo. Tengo que batallar con el dinero, apenas puedo sostener la casa, con Herb tenía y me sobraba.
- Sé que puedes superar esto. Puedes con Herbert, ya sabes, aun con su condición.
- No tienes porque recalcarme que Herb lanza rayos de forma repentina. Tengo que poner toda mi atención en el más grande, ¿pero qué haré si el otro crío es un mutante también? Maldita sea.
- Bueno, así nos apechugamos.
- ¿No quieres hacerte cargo tú de él o ella? Pienso que darlo en adopción sería lo más sensato. Convencer a mi mujer tal vez sea complicado.
- El trabajo que tengo apenas me da para tragar, y lo sabes, menos puedo hacerme cargo de una criatura. ¿Por qué crees que no me he casado? La salud de mi padre es más prioritaria...
- Yo lo cuidare.
El niño aplastaba al oso de peluche con fuerza, exprimiéndolo hasta el punto de que pudo haberle hecho botar las extremidades. El hombre que era su padre lo miraba con una gota de sudor. No bastaban los rayos, encima estaba desarrollando fuerza sobrehumana.
El chico, por su lado, estaba observando directamente a los ojos al otro hombre.
- Herb, ¿qué?
- Yo voy a cuidar al bebe.
- Herbert, hijo, se que te ilusionaste mucho con lo de tu hermanito o hermanita. Pero no puedes cuidar a un bebe, tienes 4, estás chiquito.
- Tu no puedes cuidarlo y estás grandote, yo lo voy a cuidar - exclamó el niño de vuelta.
- Vaya... parece que tu hijo suena muy decidido.
- Déjalo así, Herb siempre ha tenido esa necesidad de ayudar a todo el mundo. Tu sabes como...
De forma repentina, y a pesar de que era apenas medio día, todo comenzó a oscurecerse.
- Papá, ¿qué sucede?
La imagen de un eclipse total de sol en la ventana. Su padre ya no estaba a la vista, ni tampoco su compañero. El niño comenzó a estremecerse.
- ¿Papá? ¿Tío Raffael? ¿Dónde están?
El chico saltó de su silla para ver a dónde se fueron, cuando sus tenis tocaron un charco. Herbert vio hacia abajo solo para notar un líquido rojo y espeso que estaba saliendo de los 3 cuartos del hospital.
- MI PADRE, MI PADRE ESTÁ MURIENDO, AYUDENME - escucho un grito desgarrador proveniente de algún lugar - Un doctor, ¡Un doctor!
Las paredes comenzaron a ponerse de color negro. Ojos brotaron de entre medio de los ladrillos y el líquido rojo escurría también de las mismas, lagrimeado por medio de dichos ojos. El chico sentía el líquido subirse hasta sus rodillas, notando que estaba tibio, como sangre brotando de un cuerpo en medio de una hemorragia.
- ¿Dónde está el bebé, Herbert?
Una voz fantasmagórica le habló al oído, y Herb buscó como correr a pesar de que el líquido le impedía ir rápido.
ESTÁS LEYENDO
Los chicos del coro.
FanfictionGoldheart lleva casi un mes teniendo pesadillas y no ha dormido bien. Aun así, es mandado a una misión de suma importancia en una playa semi turística. Desafortunadamente dicha misión se termina yendo a la jodida, y lo peor es que no recuerda ni p...