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Palabras suficientes, existentes habitando el jardín de mi juicio, no parecen venir a mí.
[...]
Ningún villano de cuentos antigüos que logró ser audaz sugestionando las mentes de pobres almas temerosas, parece ser ser capaz de igualar mi encuentro con la maldad que yacía oculta entre una calma que dí por hecho...el apego fué íntimo.
Nunca imaginé que podría ceder, mis verdades resultaron ser compuestas, y mis acciones compulsivas, carentes de empatía.
La verdad es que los seres humanos pecamos al creer que lo sabemos todo, cuando de saber no tenemos pistas.
La ignorancia es tal, que arrasa con todo aquello que realmente goza de sentido y valor.
Ir por ahí, malgastado tiempo ajeno, entristeciendo semblantes, hasta hacerlos olvidar.
No es justo, y soy sinceramente infeliz.
No existen actos, palabras, invenciones capaces de restaurar daños graves, volver el tiempo a cuando solía ser amable.
Atestiguar el llanto que sucede causa de estragos mayores, claro, carente de culpa.
No hay nada que cure el sufrimiento propiciado intencionadamente...nada.
Y la certeza del hecho tan sólo provoca en mí el ferviente deseo constante de morir de las peores formas posibles.
Porqué él no está aquí, y yo continúo intentando morir.
Porqué la ausencia tampoco tiene cura, y yo no consigo morir.

arrecife de ilusiones Donde viven las historias. Descúbrelo ahora