Compromiso

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Jin ZiXuan en ningún momento cambio de semblante desde que entró al carruaje hacia los dominios de Qishan Wen. Su madre le había especificado estrictamente que no debía compartir palabras ni miradas con los bastardos de su padre, sangre impura que nunca podrá aspirar a su lugar en el reino.

No era que las palabras de su madre le lavaran el cerebro; con solo mirar a sus medios hermanos cualquiera podría afirmar que ellos no eran felices sin necesidad de los maltratos de su madre, pero ir en contra de ella era problemático, tampoco los quería como para desafiar a la mujer quien lo albergó en su vientre y lo crió con cariño y sobre todo orgullo.

Suspiró relajando sus hombros bajando más la cabeza, gesto que su madre no notó, a pesar de todo eso, no podía estar tranquilo. Era una terrible tristeza estar junto al trono sin nadie para charlar o reír. Realmente no compartía los aires de grandeza de sus primos, seguir los consejos de sus mentores para cumplir con las expectativas de su madre le arrebataron la niñez y ahora la juventud.

Sin embargo, una pequeña luz permanecía a su lado, de hecho, siempre lo había hecho y era su prometida, aquella doncella que hablaba con dulzura y siempre ofrecía bocadillos nativos de su nación. Para su mala suerte sus habilidades interactivas en la sociedad eran pobres y la actitud que adoptó era similar a la de su madre. Su boca no pronunciaba un "gracias" con autentica amabilidad, aunque esa era su intención, siempre con unca voz y tono prepotente.

Llegó el momento, ahí estaba ella con una mirada un tanto distante, Jin ZiXuan se mostró preocupado por ello pero no estaban solo y sus madres, como en la mayoría de sus encuentros, eran quienes hablaban primero.

— Querida, es bueno verte. — Saluda su madre a Madam Yu con una sonrisa extraña de ver. El alfa, con un tierno rubor en sus mejillas miró a YanLi, esta cruzó miradas con él y el joven la evade rápidamente, en cada encuentro la miraba más hermosa, sus elegantes velos, su brillosos ojos y dulce voz.

No prestó atención a la conversación de sus madres, el alfa carraspea cruzando ambos brazos, quería tiempo a solas con la omega pero en ese festejo no parecía ser posible, y el disgusto lo expresa frunciendo el ceño.

*

El Lan mayor toca un acorde, después, suena el mismo acorde pero interpretado por una mano más pequeña. Meng Yao yacía senado junto a él sonriente y mirando al mayor con admiración, no recordaba la ultima vez que llegó a sentir una felicidad similar.

— Tu madre fue una excelente maestra. — Expresó XiChen colocando su palma sobre las cuerdas.

— Oh... lo fue, ella me enseñó a ser el hombre que soy ahora. — todavía no cumplía la mayoría de edad per ya se consideraba a sí mismo un hombre. XiChen no pudo reír por ello, en los minutos que tuvieron juntos ambos compartieron el destino de sus madres, tenían eso en común, y más de lo que podría recordar por esa radiante sonrisa.

Era pequeño, elegante y con un aura delicada, le provocaba protegerlo, y esa belleza, se sentí culpable por quedar encantado con ello, en verdad que muchos presentes gozaban de un atractivo para destacar, pero él, un omega talentoso, dulce hasta inocente, un suspiro escapó de los labios del Lan sintiéndose afortunado. El suspiro llega a los oídos del Jin volteando, encontrándose con la mirada maravillada del Lan, el castaño no pudo moverse, en su lugar su rostro fue víctima de un fuerte sonrojo. Al lograr reaccionar baja la mirada inmediatamente y XiChen se da cuenta de su poca discreción.

— Perdona. — Se disculpa el Lan llevando su mano a su propia nuca mirando el instrumento. Meng Yao solo asiente con sus orbes inquietos. La química entre ambos se dio naturalmente, admitía que era agradable estar con él, pero no estaba listo para una relación, aunque claro, eso no estaría en su poder.

Un amor imperialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora