Preparación

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El transcurso dentro del bosque fue silencioso, realmente no tenían mucho de qué hablar además del incidente.

La vista que tenía el Jin era una inmensa espalda en la cual caía melena gruesa, corporalmente  era más grande que XiChen, pero no demasiado, entonces debía ser un alpha, eso intuyó.

— Estuviste bastante lejos para perderte, ¿no lo crees, niño? — cuestionó el mayor pero no recibió respuesta por parte del omega, este no quería confesar que su tropa realmente estaba analizando sus límites, desconocía lo que podría ocasionar si llegase a mencionar algo como eso al mismo líder del territorio vecino.

— Lo que sucede es...— dejó el temor que tuvo en su momento, aunque lo seguía con la mirada puesta en el camino rocoso masajeando uno de sus brazos. — Fue por cuestiones personales... no sabía a dónde ir. — Su respuesta fue verdadera hasta cierto punto, en realidad no creía que los Jin lo aceptara si los lograba alcanzar.

El mayor, no tuvo la necesidad de indagar más, pues vio en persona los motivos que posiblemente influyeron en el estado del omega. A pesar de ser un alpha, había visto bastantes escenas de aprovechamiento hacia los omegas, y ese día se sumo otro a su cuenta.

Fueron unos 20 minutos los que caminó Meng Yao adentrándose a la arbolada, en el regreso debía ser más rápido, pero los minutos le parecían lentos con su nueva compañía, sin embargo, no por iniciar conversación, pero recapitulado su escaso dialogo con los soldados, él podía hacer la misma pregunta al general.

— Pero señor, ¿qué hacían ustedes en la frontera con Lanling? — Se inclina con curiosidad al más alto.

— Vigilancia. — Contestó firmemente y sin tapujos. — Los hombres de Wen RuoHan han sido vistos por estos territorios. Debo confirmarlo y saber sus verdaderas intenciones. —

El castaño al quedar atónito se atrasó unos pasos, pero retomó su andar persiguiendo al mayor, quien no había volteado ni siquiera al hacerle preguntas. Si eso era cierto, sería un engaño para todos, los Wen supuestamente repartieron en el pasado el territorio, y podría desatar una disputa entre las naciones, sin embargo, algunos no tendrían la capacidad de enfrentar a Wen RuoHan, un claro ejemplo... su propio padre, pero será que, ¿el hombre frente a él podría ser capaz de derrotarlo? O quizás unir fuerzas con los Lan podría representar una esperanza contra el emperador.

Su análisis lo atrasaba al punto de que por fin Nie MingJue se detuvo y por el rabillo de ojo, sobre su hombro, miraba al castaño esperando a que lo alcanzara. Una pequeña sacudida alertó al omega, inmediatamente se disculpa y se apresura para llegar a su lado.

— Señor...— habló con timidez el menor.

— MingJue, está bien. — Interrumpió

— Es un poco informal de mi parte. — Contesta con muestras de nerviosismo.

— Descuida, después de todo, eres el prometido de un colega. — Continua el mayor con la mirada hacia delante.

— ¿Se refiere a-?— Cuestionó sorprendido el menor con ojos abiertos y fijos en el hombre Nie.

— ¿Hum? Es evidente que el joven XiChen mantenga contacto con la cabeza de los demás territorios, ¿no sabías eso? — Alzó una ceja dirigiendo su atención al contrario desde lo alto, su diferencia de estatura sobrepasaba más de una cabeza.

— Es verdad... disculpe mi ignorancia. — Contestó el omega humildemente. MingJue comenzó a sospechar de la educación que tuvo ese joven, tenía modales pero desconocimiento del estado actual entre las naciones, y estaba comprometido con un hombre reconocido.

Un amor imperialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora