✘1.

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¿Cuándo te diste cuenta de que habías tocado fondo? Habías dado todo por ser amado. Ahora ya no había nada. Solo un camino de sueños rotos y labios partidos.

Se hundió en el agua de la tina y cuando ya no pudo aguantar más, salió a la superficie. Era muy cobarde para morir. El espejo de la puerta mostraba un cuerpo largo y triste. Sus enormes ojos negros orbitando en el vacío. El delineador corriendo por sus mejillas. En otro escenario un poco más alentador —solo apenas un poco— podría verse bien para cualquier campaña de algún diseñador de moda de vanguardia. De esos que explotaban la delgadez disfrazándola de glamour, adornándola con perlas falsas y color dorado.

HyungWon conocía muy bien ese mundillo. Había estado dando vueltas por ahí desde sus quince años, cuando una mujer se le acercó para 'hacer realidad todos sus sueños'. Y en parte la mujer había cumplido. Durante diez años adornó con su hermoso rostro y su cuerpo perfecto, las pasarelas de todo el mundo. Viajó alrededor del globo terráqueo tantas veces que aún se despertaba sin saber bien dónde se encontraba. Su vida rivalizaba con las de las super estrellas del rock. Sexo, drogas y rock n'roll... y violencia. Mucha violencia. De todo tipo. Estaba habituado a los malos tratos. Por parte de la agencia, de los innumerables representantes que tuvo, por parte de su madre que solo lo explotaba por algunos dólares y luego de él.

Xiao Jun. El peor de todos. El hombre por el que había dado todo. Le entregó sus sueños en bandeja de plata. ¡Qué tonto había sido! Quiso llorar, solo ya no supo cómo. Él se había llevado hasta sus lágrimas. Había absorbido su capacidad de amar. Por completo. El sonido de su celular lo hizo sobresaltar y se encogió en su sitio un poco más. No podía seguir escondiéndose. Él lo encontraría. Se lo había prometido mientras pasaba sus manos por su cuello, en una clara y silenciosa amenaza.

—Nunca podrás huir de mí. Eres mío. Antes prefiero verte muerto...

Se puso de pie como pudo y caminó hasta la pequeña sala. Su teléfono seguía sonando.
Casi grita de alivio cuando vio el nombre titilando en la pantalla.

Las manos le temblaban tanto que casi deja caer el aparato.

— ¡Min! —Fue casi un aullido. El alma le volvió al cuerpo.

—Wonnie, ¿dónde diablos estás? Bueno, eso no importa. Empaca, en dos horas pasará un hombre por ti. Responde al nombre de Chang. ¡Recuérdalo! Chang. No le abras a nadie más. Una vez que corte la llamada, deshazte de este teléfono. Chang te dará todo lo que necesites. Te quiero amigo, sé feliz... Yo te buscaré.

—Min, ¿qué...? —Pero la llamada había terminado.

Se quedó mirando el teléfono y pronto reaccionó como si hubiera recibido una patada eléctrica.

'Una vez que corte la llamada, deshazte de este teléfono...'

Miró alrededor buscando algo con que romper el aparato. Sacó el chip y lo cortó, luego lo arrojó al inodoro tirando la cadena inmediatamente después. Estaba asustado, pero si había alguien en quien confiaba era en Min. Empacó algunas pocas cosas y se quitó los restos de maquillaje corrido. No sabía más qué hacer. Sólo esperar. Los minutos pasaban demasiado lentos y el estómago le rugía de hambre. ¿Cuánto tiempo había pasado desde la última cosa que comió? No le importaba demasiado, estaba habituado a ignorar el hambre, había entrenado a su cuerpo para ello. Pero a veces molestaba. Pequeñas punzadas en la boca del estómago... Y finalmente la calma. Solo debía esperar a que el tiempo pasara. Limpió su rostro y se volvió a encoger en la cama.

Unos golpes en la puerta lo despertaron. Se tapó los oídos y escondió la cara. Estaba
perdido. Lo había encontrado, siempre lo hacía.

'...en dos horas pasará un hombre por ti. Responde al nombre de Chang. ¡Recuérdalo! ¡Chang!'

Jealousy (2won)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora