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Las manos de HyungWon aún temblaban cuando Hoseok le pasó una taza cargada de té.

—Toma esto —le dijo mientras acariciaba su mejilla— te sentirás mejor.

HyungWon lo miró con los ojos anegados de lágrimas.

—Hoseok, yo debo irme...

—De ninguna manera. No te dejaré a ir a ningún lado en este estado.

HyungWon tomó aire y se limpió los ojos.

—Tú no lo entiendes. Si ese sujeto estaba en la posada, Xiao también debe estar aquí. Y si no, pronto lo estará.

—No me importa —dijo Hoseok con obstinación— dije que te protegería y eso haré.

HyungWon lo tomó de las manos.

—No, deja de jugar al héroe. Tú no sabes de lo que ese enfermo es capaz de hacer. Quizás si vuelvo con él, tendrá un poco de piedad...

Hoseok lo miró furioso.

—¡No puedes estar hablando en serio, Wonnie! ¿Piensas que voy a quedarme de brazos cruzados viéndote que regresas al infierno ese que era tu vida? De ninguna manera.

HyungWon se levantó de la silla y comenzó a caminar de un lado a otro con Goonie siguiéndolo como una sombra.

—Hoseok, entiende, por favor...

—No. Tú entiende. Te quiero... y no pienso permitir que nadie te haga daño otra vez.

HyungWon lo miró, enternecido. Hoseok le dijo que lo quería. Era la primera vez que alguien le decía eso. Sintió que su corazón se derretía.

—Hoseok...

Los ojos color chocolate lo miraban con una devoción que jamás había visto en nadie. ¿Qué debía hacer? Quedarse a su lado significaba arrastrarlo al peligro. A él, a la única persona que lo había cuidado. Y sin embargo, tampoco quería alejarse de su lado. Sentía que una vez que Hoseok saliera de su vida, ya no habría nada por lo que luchar. En el poco tiempo que había estado en Adare, había aprendido a estar bien consigo mismo. La gente que lo rodeaba no esperaba nada a cambio de su cariño y todos se preocupaban por su bienestar. Había encontrado en la señora Smith a una abuela, en la señora Fergus a una madre, en Gyu a un revoltoso hermano menor y en Hoseok había encontrado el amor. Porque todas las tardes, al ver a ese hombre amable y dulce, caía en la revelación de que estaba enamorado.

Enamorado. Esa palabra abarcaba un mundo de sensaciones nuevas. ¿Quién lo hubiera dicho? Había tenido que cruzar el mundo para encontrarlo.

—Yo… yo también te quiero…

Hoseok acortó la distancia entre sus cuerpos y lo besó con desesperación. HyungWon simplemente se dejó llevar, su cabeza se desconectó de todo el miedo que podía estar sintiendo y se abandonó en las sensaciones que Hoseok estaba transmitiéndole en ese momento. Hoseok lo condujo a su habitación y cerró la puerta porque Gonnie quería jugar con ellos.

Hoseok le quitó el suéter color crema con una dulzura imposible, sus manos apenas rozando la piel desnuda de sus brazos al tiempo que volvía a besar la esquina de sus labios. HyungWon suspiró y cerró los ojos, disfrutando de esos besos que tanto le gustaban.

—Te quiero, Wonnie… Por favor, déjame cuidarte —murmuró contra su boca.

HyungWon asintió despacio y con dedos temblorosos fue desabrochando uno a uno los botones de la camisa de Hoseok y buscó su mirada, como pidiendo permiso para avanzar con las caricias. Hoseok sonrió inclinando la cara para empezar a besar el cuello largo y dorado de HyungWon que dejó caer la cabeza hacia atrás para darle más acceso a su boca. Estaba fascinado con el olor de su piel. Una mezcla de durazno y vainilla que despertaba en Hoseok unas profundas ganas de pasar la lengua por todo su cuerpo. Nunca había sentido esa ansiedad antes. Como si no hubiera nada más importante en el mundo que el hermoso hombre que suspiraba en sus brazos.

Jealousy (2won)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora