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HyunWoo se ajustó la chaqueta y apuró el paso. Había estado dándole vueltas a lo que había sucedido esa mañana en el café. Había estado a nada de besar a Kihyun. Lo que estaba sintiendo lo tenía en un estado de agitación permamente. Pero tampoco era tan idiota como para pasar las señales por alto. Ya el solo hecho de pensar en el pequeño diseñador le sacaba una sonrisa. Y él no era de sonreír. ¿Debía hacer algo con lo que estaba sintiendo? No podía hablar con Min, el muchacho se le reiría en la cara y le diría 'Te lo dije'. Con HyungWon aún no había la confianza. El chico simplemente no podía sacarse de todo el nerviosismo a su alrededor. Y lo entendía. Después de todo había sido parte del círculo de confianza de su marido. Y luego estaba Hoseok. Quien al principio lo había tratado con cautela, pero luego le había abierto las puertas de su casa y de su amistad. Sí, quizás debía hacer eso. Hablar con Hoseok sobre lo que le estaba pasando con Kihyun. Más animado ante la perspectiva de quitarse un peso de encima, empezó a trotar hacia la cafetería que sólo estaba a dos calles. Y entonces se oyó un ruido ensordecedor y las llamas iluminaron la fría noche de Adare.

HyunWoo no supo en qué momento había empezado a correr, pero cuando pudo reaccionar ya estaba gritando desesperado e intentando buscar un lugar para entrar a lo que unos segundos atrás había sido House of Wenee.

El olor a vainilla flotaba en el aire y las llamas se avivaban aquí y allá. Y él en lo único que podía pensar era en Kihyun. Ese enano parlanchín al que había empezado a querer. Con una patada brutal hizo ceder parte de las puertas de entrada. No le importaba que el metal ardiera, sólo necesitaba entrar.

—¡Kihyun! —gritó desesperado—. ¡Kihyun!

Se abrió paso como pudo mientras el ardor escalaba por su garganta. Dentro del local se había desatado el infierno. Sin ponerse a pensar demasiado corrió entre los escombros hacia donde había estado la cocina. Kihyun no podía estar en otro lugar. Cuidando de apartar todo lo que estaba en su camino a patadas, siguió gritando y entonces el alma se le fue al piso cuando vio que parte del techo de la cocina había sucumbido a la explosión y ahora no se veía más que un amasijo de cemento y metales.

—¡Kihyun! Responde, por favor... ¡Kihyun!

Sacó su celular del bolsillo y encendió la linterna. Divisó el matafuegos entre el desastre y con las manos temblorosas apagó las llamas más cercanas. Pero el calor era insoportable y se le estaba haciendo casi imposible respirar.

—Kiki, por favor, por favor...

Sintió la cara húmeda, pero no le dio importancia. Encontrar a Kihyun era su prioridad. Y entonces vio un pedazo de tela verde menta chillón. Y sin pensarlo dos veces se abalanzó a quitar lo que estaba sobre el cuerpo. No le costó mucho mover todo, el estado de euforia en el que se encontraba hacía que todo obstáculo fuera inútil. Sólo necesitaba sacar a Kihyun de ese infierno.

 Hoseok solo vio la explosión cuando estaban a pocos metros del lugar

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Hoseok solo vio la explosión cuando estaban a pocos metros del lugar. El ruido
fue tal que sus oídos zumbaron y los sonidos del mundo fueron reemplazados por un pitido molesto y taladrante.

Jealousy (2won)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora