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Nota: Recuerden que los diálogos con (*) significa que son en coreano.

Hoseok sintió una pena inmensa por el muchacho que yacía como un ovillo en el piso. Sus grandes ojos lo miraban entre asustado e intrigado. Se acuclilló a su lado y le acarició la cabeza

—(*) Seung Woo, amigo —no dejó de acariciar la cabeza ni los hombros del desconocido. Se lo notaba asustado y tenso—. No sé qué es lo que está sucediéndote, pero puedes hablar conmigo.

HyungWon se incorporó despacio y se limpió las lágrimas con una mano.

—(*) Lo siento —dijo con un sollozo apagado. —Estoy un poco estresado, eso es todo. No conozco a nadie y supongo que me ganó la nostalgia. Siento que hayas tenido que venir hasta aquí... —intentó ponerse de pie, pero Hoseok no lo dejó y lo sostuvo para que no se fuera de bruces al piso.

Lo ayudó a sentarse en la cama y le pidió a la señora Smith un vaso con agua y si podía preparar algún té de hierbas.

—(*) No te preocupes por mí, amigo. Ahora recuéstate. —HyungWon hizo lo que el hombre le sugirió. Su cabeza parecía un tambor y sus ojos se cerraban por reflejo a las puntadas que sentía en las sienes—. Me llamo Hoseok, creo que ya me presenté —dijo dudando—. Tengo una casa de té a unos pocos kilómetros de aquí.

HyungWon escuchaba atentamente lo que el amable desconocido le estaba contando. Quería agradecerle el haberse tomado la molestia de haber ido hasta allí, pero pronto los analgésicos empezaron a hacer efecto. Sin darse cuenta y gracias a las caricias que el hombre le estaba dando en la cabeza, fue quedándose dormido.

Hoseok se quedó sentado al lado del chico hasta que su respiración se hizo más estable. ¿Qué problemas tendría para haber tenido una crisis de esa magnitud? Suspiró, quitándole el cabello de la cara con suavidad para no despertarlo.

—¿Se quedó dormido? —preguntó la señora Smith entrando a la habitación con una bandeja.

Hoseok asintió.

—Estaba muy angustiado —le dijo— de casualidad, ¿él le comentó algo? ¿Sabe si tenía algún tipo de problemas?

La señora lo pensó un rato, pero acabó por mover la cabeza, negándolo.

—No, hablamos poco y cosas triviales. Ya sabes, el clima, el pueblo... Me preocupa no saber qué hacer si vuelve a ocurrirle de nuevo.

Hoseok se quedó un rato en silencio observando al chico dormir. No debía ser mucho más joven que él, pero tenía un leve aspecto aniñado que lo hacía parecer recién salido de la adolescencia. Pudo notar que era alto, incluso algunos centímetros más alto que él y que era muy delgado. Demasiado para no sentirse preocupado.

—Señora Smith, ¿el chico se alimentaba bien?

—Sí, también noté lo delgado que está, pero no creí que fuera algo para alarmarme. Hoy en día está tan de moda la delgadez. Claro que mi corazón campestre resiente eso y si por mí fuera, lo alimentaría como si fuera mi nieto. Puedo afirmar que estaba encantado con tus pasteles porque los alababa a cada bocado, pero a decir verdad comía como un pajarito. Es un chico precioso y verlo en este estado me parte el alma.

Hoseok asintió y le subió la manta para que no sintiera frío. Luego de unos minutos, ambos abandonaron la habitación.

—Me gustaría poder ayudarlo —dijo una vez que se sentaron en la sala—. Debe ser difícil estar en un país que no es el propio y encontrarse solo. Yo no la pasé muy bien al principio. Puedo entender que se sienta un poco fuera de lugar. —Su celular vibró en su bolsillo. Era Gyu preguntándole si se iba a tardar mucho más porque estaban recibiendo más clientes de lo habitual—. Yo debo irme ahora, pero vendré una vez que cierre el local. Al menos intentaré hablar un poco con él y ver si puedo ganarme su confianza. Después de todo, somos compatriotas.

Jealousy (2won)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora