Perdido en tí

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- Mi padre... Mi padre es aquella persona que te ha estado atormentando, el tiene la culpa de que te estés volviendo loco, por la cual escuchas todas esas voces. Mi padre siempre le a tenido un gran odio a toda tu familia que aún no entiendo el porqué y a hecho ciertas cosas en contra de ellos, tal como nunca los dejo en paz y tuvo que acudir a magia negra para verlos simplemente sufrir.

- Aily, dime por favor que eso no es cierto.

- Bartley... -dijo mientras se le quebró la voz-. Enserio perdón.

- Aily...

- Ah -salió corriendo hacia su casillero mientras daba vueltas por todo el colegio para que Bartley pierda la ubicación de su casillero y no seguirla.

- Aily ven, no pasa nada, ven Aily -gritó con impotencia mientras corría detrás de ella con lágrimas en los ojos- No corras...

- Bartley déjame por favor, no debí llegar nunca a tu vida.

- Estoy seguro que tú no sabías esto, no lo hiciste con esa intención.

Dándose una vuelta mientras dió pasos hacia atrás le respondió.

- Siempre lo supe...

Llegando al casillero Aily empezó a susurrar

- Tres vueltas a la izquierda hasta llegar al 0, luego una a la derecha al 46, dos a la izquierda al 36, una más a la derecha a la 2 - el casillero se desbloqueo y lo abrió mientras trataba de esconder sus lágrimas tratando de que no sea vea su cara y se escondía.

- Aily enserio escúchame.

- Bartley yo no tengo nada que escuchar, siempre lo supe, siempre.

Bartley llorando por varios segundos se seco las lágrimas y empezó a preguntarle ciertas cosas.

- ¿Cómo que siempre lo supiste?

- Si -dijo entre lágrimas- mi padre me dijo que te buscara ya que en ese momento íbamos a la misma ruta, mi padre quería verte sufrir y todavía lo quiere hacer.

- Pero ¿Cómo? ¿Por qué?

- Solo me utilizó para esto, el quiere que la familia tuya desaparezca, el no quiere ver en vida a personas de tu familia.

- No puede ser...

Aily empieza a limpiar las lágrimas que quedaron en su casillero mientras Bartley sacaba cosas de su mochila. Una vez cerro el casillero solo se quedó viendolo fijamente a los ojos así impulsandose para darle un fuerte abrazo y tratar de animarlo a que salga de esto en lo que ella sentía que lo había metido.

- Bartley, te juro que yo no pensé que te hicieras tan especial para mí, no pensé que tu manera de actuar y de ayudarme me enamoraría en muy poco tiempo, no creí desear estar siempre al lado de una persona porque me siento bien, no pensé que pasara eso contigo.

- Tranquila Aily, enserio tranquila. No voy a permitir que tu padre nos aleje después de todo, tenemos bastante por vivir y estoy seguro que tiene que haber una cierta solución a todo, seguro que tú padre va a entender que yo no soy el culpable de lo que mi familia haya hecho. Quiero entender la manera en la que quiero explicarle cómo me enamoré de tus ojos, de la manera en la que te acercaste a mi aquel primer día, quiero explicarle cómo quiero que estés siempre conmigo.

- Bartley... Lo entiendo, y perdóname por todo lo que te paso, perdóname por lo que hice, perdóname y no estoy diciendo que te trate de ilusionar porque estaría mintiendo, si me enamoré de ti y todavía lo estoy pero ya tenía que decirte esto y no se que hacer.

Bartley decidió nuevamente darle un abrazo y tratar que ella olvide lo que estaba diciendo, quería que ella dejara de pensar que era culpable por todo lo que estaba pasando. Sabía que el también se encontraba mal pero para el momento lo más importante era que ella esté bien y preparada para lo que Bartley tenía pensado, tal vez era una decisión demasiado apresurada pero era la mejor decisión para que no se acabe lo de ellos dos y tratar de mantenerlo como sea y por más difícil que se vea.

"Otra vez ustedes dos, señoritos..."

- ¿Qué?

- Bartley no los escuches, por favor no lo hagas. Solo está haciendo que te estreses más y te alejes, no lo hagas. Solo te pido que mantengas la calma en estos días y no pienses más en esto por favor, tan solo quiero que pienses en cómo no alejarnos.

De repente suena la campana la cual marcaba el inicio de las clases y de inmediato Bartley fue corriendo a su salón de clases antes de que de inicio y no alcancé a llegar.

- Señorito Bagric ¿Por qué llega tarde?

- Lo siento maestro, tuve problemas con el casillero y estuve por bastante tiempo tratando de abrirlo

- Oh, tratando de abrir un casillero por 20 minutos...

- Si -dijo mirándolo mal- gracias.

- Está bien, sigamos.

Bartley pasó por mucho tiempo viendo su reloj y esperando que la clase termine solo para ver si la podía ver en el próximo intercambio de clase, tal vez la podría ver por los pasillos y quitarse esa duda de cómo está, solo quiere verla bien y no viéndola afectada por esto.

- Esto se hace eterno... -susurró- que se acabe ya.

- Señorito Bartley, ¿está poniendo atención?

- Si maestro.

- Cuidado con distraerse.

Finalmente el maestro marcó el final de la clase y el cambio a la otra, así que salió rápido a buscar a Aily y cuando la vió se le salieron algunas lágrimas de tan solo pensar todo lo que a pasado y esa última confesión que ella le terminó por hacer. Esto de ellos dos parecía una simple fantasía que al final se les había cumplido, ese sueño de amor deseado que tanto se pide ya había llegado para ellos, ya había llegado ese momento en el que los dos tienen que demostrarse lo mejor de sí y no mantenerlo guardado, después de todo su relación colgaba de un hilo el cual depende de Kenzie y no de ellos. Tal vez hay una oportunidad para no arruinar todo y poder dejar que las cosas y el amor de ellos dos no se acabe por un simple odio pasado...

Aquel inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora