Ese día lo tenía libre, así que Koko decidió pasear con Hanako, no había salido aún a solas con ella, y tenía esa necesidad, quería verse como un "papá luchón", no por ligar o algo parecido, pero quería que le vieran así.
Por lo que agarro algunos pañales, juguetes y crema solar, hacía mucho calor. Le puso un vestidito rosa y un sombrerito también rosa, a sus ojos, estaba muy linda.
Con cuidado la metió en el cochecito y salió de la mansión, a pesar de que todos estaban trabajando, avisó que estaba de paseo con Hanako para que no se asustará el resto.
Caminaba felizmente, incluso se paraba en alguna tienda para ver algo para la niña, aunque no llegaba a comprar nada.
Estaba feliz, nunca sintió esa felicidad, se sentía realizado, como si todo lo mal vivido tendría fin y podría ser feliz con su hija.
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Conforme iba caminando jugaba con la niña, claro, con sumo cuidado. Desde que Hanako llegó a su vida había comenzado a ser muy cuidadoso con lo que hacía, como el resto.
Ignoraba todo a su alrededor, estaba jugando con su hija y eso era más importante a pesar de que pasó a su lado el que fue su mejor amigo.
—¿Koko?—esa voz le hizo voltear para ver quien lo llamó. —¿I-Inui? —Ha pasado tiempo... —S-sí... —¿Tienes una hija? —Ah bueno...pasaron cosas... —¿Puedo verla...? —S-sí...claro...
El rubio se acerco al chico y asomo su cabeza para mirar dentro del cochecito, en su interior vio a la pequeña Hanako con una gran sonrisa que mostraba sus nuevos cuatro dientes.
Inui miraba un poco incrédulo a Hanako, no por nada malo, solo que no esperó que su viejo amigo pudiera tener una hija.
—No sé si es mía —¿Cómo? —Bueno...es una larga historia—dicho eso, el rubio miro la hora y luego al moreno. —Tengo aún dos horas para volver al trabajo, ¿quieres tomar algo? —Bien...
Juntos fueron a una cafetería que había cerca, los dos se sentaron frente al otro y pidieron algo de beber. Koko aprovecho para sacar a la pequeña y sentarla en sus muslos mientras ella sujetaba sus dedos con sus manitas.
—Es muy linda... —¿¡Verdad?!—miró ilusionado al rubio el cual no pudo evitar reír. —Pareces emocionado —Si —Me alegro que estes bien Koko —Oh...gracias...¿cómo estás tú? —Bueno, trabajo en un taller con Draken, de hecho es el viejo taller de Shinichiro, por lo demás, todo normal, aunque rodeado de parejitas—eso último lo dijo suspirando. —¿Parejitas? —Si, Takemichi se casó con Hina, Chifuyu y Kazutora están juntos, y luego Draken está conociendo a una chica, que asco el amor —Nunca te gusto —Bueno, creo que no era mutuo —¿Mutuo? —No importa, y bien, ¿qué es eso de qué no es tuya? —Oh sí, hace más de año y medio conocimos a una chica llamada Haru, pues resulta que esa chica lo hizo con todos en la organización, y después de diez meses dejó a Hanako en nuestra puerta —¿La abandono? Que mal me cae —Pienso lo mismo
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Los dos chicos tuvieron una conversación trivial tras la explicación, echaban de menos hablar con el otro, pasaron muchos años que no se veían, los dos se notaban felices, ¿acaso podían estar de nuevo en contacto? No lo creían, uno hizo su vida y el otro era uno de los criminales más buscados de Japón.
Bueno, parece que aquello no importo mucho, Inui le dijo a Koko dónde trabajaba y vivía, Koko le dijo dónde estaba la mansión. También intercambiaron número, ¡e incluso Inui jugó con Hanako! Parecía el tío Inui.
Los dos se fueron para sus respectivas casas, ambos sentían una calidez que olvidaron desde la separación, pero gracias a ese encuentro sintieron de nuevo esa sensación, la sensación de comodidad y bienestar.
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