Suicidio

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Muchas noches y días pase en vela tratando de quitar esa comezón en mi cuerpo que amenazaba con volverme loco y hacerme perder los estribos; otras noches y eternos días las lágrimas corrían por mi mejillas como la sangre en mis venas inyectando mi mente y mis impulsos de golpear y en ocasiones en desear matar a alguien en específico. La culpa no llegaba pensado en ella, en cambio el miedo lo hacía. ¿Cómo pensaba en matar a la madre que le dio la vida a Kihyun? Eran jodidos esos pensamientos y tan retorcidos que aquel secreto que bien guardaba estaba apestado mi alma tan a fondo que comencé a alzar la mano y la voz a aquella persona  que no tenía culpa alguna de lo que había sucediendo hace seis años, de lo que había jurado con mi propia alma jamás volver hablar, si quiera pensar.

Las cosas parecieron ponerse inimaginables cuando entre al centro de ayuda, ir a terapias, hablar de mi presente, recordar con lujo de detalle mi pasado y pensar en mi futuro me hacia regresar a esos días donde las voces, el llanto y la comenzón en mi cuerpo volvían a mí solo para recordarme lo injusta que había sido conmigo la vida junto con el destino y en ocasiones pensar en el suicidio.

No es que fuera alguien ha extrañarme, tampoco que alguien se quedara esperándome. Rompí esa conexión que había creado con la única persona que me mostró un aspecto diferente de la vida al que estaba acostumbrado y que poco a poco fui marchitando, esa era la vida que nunca había deseado pero siempre espere. Deje que la culpa me carcomiera hasta los más puros sentimientos que tenía por Kihyun a tal grado de forzarlo a quedarse a mi lado ese último año de relación, aquel año donde comencé a alzarle la mano y reflejar todos mis problemas, defectos e inseguridades en él.

Esa era mi justificación, aquello que me "llenaba" de valentía para decirme a mi mismo que la muerte era la mejor solución.

Recordar a mi yo violento aún me hacía tener inclinaciones a esas preguntas que me hacía a mi mismo: ¿aún vale la pena seguir vivo?

Dejó la liberta donde llevó una especie de diario y la cierro soltando un suspiro al procesar aquella pregunta. Hoy no era un buen día, los nervios comenzaban a incrustarse en mis inseguridades y me hacia tener un pizca de cobardía para renunciar a este gran paso que daba en mi vida.

La semana había pasado volando, desempacar, pintar y mover muebles fue todo lo que hice y mi cuerpo vivía cada recuerdo con dolor.

Suelto una risa enfocando mi mente en otro lugar y situación, y me pongo de pie para prepararme un taza de café, el pueblo era más tranquilo de lo que lo recordaba y también silencioso. Aún viviendo en las entradas del bosque cuando conducía hasta el pueblo el silencio y la comodidad de las lluvias de otoño me tranquilizaban y me sorprendían, el pueblo solía ser ruidoso: no había día o fin de semana que no se llevara acabo una fiesta enorme.

Esta misma semana por un momento pensé en pasar a esa vieja panadería aun que me detuve justo a tiempo, no estaba preparado. En su lugar me metí a internet para ordenar desde ahí. Tenían una pequeño sitio web y un número de teléfono para pedir a domicilio y eso era lo que estaba haciendo por quinta vez de la semana, los panesillos seguían estando deliciosos, sobre todo las hogaldras.

Deje que la mañana del domingo pasara, continúe terminando de arreglar la habitación de Jooheon y por la tarde me prepare tanto mental como físicamente para empezar el lunes de trabajo de la forma más positiva que me permitiera a mi mismo.

La noche llegó y me coloque una chamarra subí a la camioneta en medio de la brisa húmeda de otoño y conduje hasta el centro del pueblo.

Baje de la camioneta de un salto después de estacionar y camine sin prisa hasta el puesto de comida rápida que estaba a un lado del pequeño cine del pueblo, metí las manos a mi chamarra y escondí mi rostro en el gorro de esta para tratar de apasiguar el frío que comenzaba a estremecerme.

- Buenas noches - le dije al hombre que volteaba con agilidad los panesillos de su puesto de hotdogs.

- Buenas noches - respondió cordial aún con la vista pegada en la parrilla. - ¿Qué le sirvo? -

- Cuatro hotdogs para llevar, por favor -

El hombre volvió asentir y me quedé frente a él viendo cada movimiento que hacía para preparar mi cena.

Las puertas del cine se abrieron; de esta las parejas, adolescentes y familias comenzaron a salir. No preste atención a ello pues estaba tan entretenido calmando mi hambre con el olor de los hotdogs que no note cuando un chico se puso a mi lado.

- ¿Changkyun? - me llamo con la voz alta por la sorpresa.

Mi cuerpo se tenso de pies a cabeza y mi corazón comenzó a martillar mi pecho con fuerza increíble que podía sentir los latidos hasta en mi garganta.

- En verdad eres tu Changkyun - su voz volvió a ser de ese mismo tono solo que alzandola un poco.

El señor me entregó mi comida y yo pague con rapidez para darme la vuelta y armarme de valor para saludar a una de las personas que en verdad y por nada del mundo me quería volver a encontrar.

- Minhyuk - solté de forma forzada y con una mueca en el rostro.

- Veo que te agrada verme ehhh - dijo sin esconder que mi desagrado era directo.

- Tengo que irme, buenas noches - dije y me escape de su sizañosa mirada que solo buscaba despertar ese secreto con cruda y vivida crueldad.

Él no me detuvo al contrario se movió para poder avanzar hasta donde deje estacionada la camioneta y solo escuche su voz una última vez.

- Pará mí tampoco es lo mismo, pero yo decidí quedarme y no huir como un cobarde - sus palabras se clavaron como dagas en mis recuerdos pero las lágrimas no se acumularon en mis ojos y mi corazón dejó de alocarse para ser sustituido por el amargo sabor en mi garganta.

El no sabía todo lo que había pasado aquel día, negue con mi cabeza y me subí al auto.

En el camino a casa solo pude pensar en que él no viviría con la verdad completa y era mejor que asi lo hiciera. No quería que alguien más se perdiera de su camino por aquello que nos creo horribles heridas, heridas que apenas terminaban de cicatrizar en mi mente y corazón.

Rain (Changki) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora