Lunes

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Sostengo el portafolio con fuerza en mi mano para mirar de reojo a los adolescentes correr apresurados y otros para nada apresurados conversar animados, el pasillo para encontrar el primer salón donde daré clases es ancho y lleno de luz, el frío que se cuela por las ventanas hace que incluso yo mantenga una semblante tenso. Cuando doy en el aula entro con tranquilidad dejando caer con fuerza y torpeza el portafolio junto con mi maletin en el escritorio.

Los murmullos empiezan y me doy la vuelta para quedar de frente a mis alumnos.

-Buenos días jóvenes - mi voz grabe y mi postura recta hacen que los jóvenes se sienten correctamente y me miren curiosos.

Lo entiendo es casi mitad de semestre y yo entre a darles clase.

- Buenos días profesor - corresponden el saludo unas cuantas voces.

- Esperemos a que den el timbre e iniciaremos con la clase - rodeo el escritorio hasta sentarme, sacó de la carpeta una hoja donde con tinta negra y de forma simetría un listado del nombre de 31 alumnos alumbra mi vista.

El tiempo pasa y el timbre hace eco en cada salón. El resto de los alumnos entran de prisa por el aula hasta dar con sus asientos, la clase da inicio con mi voz anunciando mi nombre y profesión, el resto de ella hago una serie de preguntas para saber que tanto habían aprendido y una mueca de satisfacción aparece en mis rostro, los chicos había estado entendiendo algunas cosas.

Así paso toda la mañana presentándome en al resto de los tres grupos en lo que impartiré Historia, la elocuencia con la que predicó la clase parece desagradable a mucho puesto que la forma en la que siguen mi mirada a cada movimiento que hago me mantiene alerta y con el ceño fruncido en cambio los alumnos tienen los ojos bien abiertos y la mirada asustada, como si los fuera a comer.

Río ante ese pensamiento mientras termino de guardar los papeles y la carpeta a mi maletín para salir del salón y partir al centro a comprar algo para cenar.

- Profesor Im - me llama un voz suave y femenina.

Alzo la vista y me topo con la mirada pura de una chica que no recuerdo haber visto en clase.

- Soy Minji - se presenta y cruza sus brazos.

- Hola Minji, ¿en qué puedo ayudarte? -

Ella planta una tímida sonrisa en su rostro para mostrar un poco de sus dientes pulcramente blancos.

- Solo quería decir que el anterior profesor nos hizo exámen hace dos semanas, ¿usted nos dirá la nota? -

Alzo una ceja y niego con la cabeza.

- A mi no me dijeron o entregaron nada.... - dejo las palabras en el aire sin saber que más decir.

- Gracias, buena tarde - dice de forma rápida y huye del salón azotando la puerta por accidente en el acto.

Niego con la cabeza y suelto el aire que había retenido.

Ser maestro sería más difícil de lo que pensé.

Me digo a mi mismo y salgo finalmente de la institución subo a mi camioneta sacudiendo la palma de mis manos en mis piernas cuando siento mi pecho encogerse de nerviosismo.

Enciendo el auto y emprendo camino al supermercado cruzando los dedos para que en el camino la lluvia haga aparición y coloré mi vista.

El supermercado es de tamaño promedio, Walmart el nombre de este. Con letras de color azul me dan la bienvenida cuando pongo un pie dentro del lugar, camino hasta agarrar un carrito de mandado y me adentro a buscar los ingredientes para prepararme una sopa caliente con pollo.

Zanahorias, cebolla, consomé, pollo, calabazas... Dejó caer cada producto en el carrito repasando en mi mente los ingredientes que me faltan, cuando termino recorro el estrecho pasillo donde están los lácteos y me detengo a tomar un bote de leche descremada. Una vez en mis manos me dirijo a la caja.

Pago en efectivo y suelto un gruñido al ver cómo desde el ventanal a un costado de las puertas de salida la lluvia golpe con fuerza e irá y los relámpagos son seguidos: uno tras otro; y la gente se amontona en la puerta a esperar.

Cojo las bolsas llenas de lo que compre y con ellas en ambas manos camino hasta posarme serca de las puertas donde la brisa helada entra cada que una persona busca refugio o decide salir.

Pasa el tiempo y la lluvia no parece sesar, de hecho creo que ha empeorado. Con la falta de simpatía que siento al no quiere mojar el traje azul oscuro que llevaba puesto junto con el saco de color negro decido esperar solo un minuto para correr con las bolsas hasta la camioneta.

Me preparó mentalmente y alzo mi vista para asegurar el camino que tomaré, doy un paso al frente y de repente alguien me detiene. Su agarre es fuerte en mi brazo y eso me incómoda.

Me doy la vuelta para encarar a la persona rápido.

- Regresaste - es lo primero que esa voz que todo este tiempo espere escuchar inunda mis oídos y nubla mi capacidad para reaccionar.

Cuando mis ojos topan con los suyos tomo un respiro profundo sintiendo como en mi espalda hace cosquillas de lo que esta por venir.

- Kihyun - saludo en un susurro bajo.

Su mirada me recorre de pies a cabeza y yo lo imito.

Lo primero que mi mente  se vuelve loco por volver a ver son sus labios, aquella labios rosas que tenían el sabor del néctar y cuando los besaba me llevaban al paraíso. Trago saliva al recordar y bajo a su cuello que ahora está cubierto por un suéter de lana de color verde que solo resalta aquella pálida piel junto con aquellos risos cafés que forman su cabellera.

Un par de jeans y unas converse son lo que porta de la cintura para bajo su mano sostiene un bolsa con lo que parece ser chucherías y vuelvo a su rostro que ahora solo me ve a la cara con los ojos abiertos y húmedos.

Tristeza, miedo, rencor, dolor: un corazón roto es lo que sus ojos cafe oscuro me muestran.

Agachó la cabeza y veo sus tennis como si fuera lo más interesante del mundo, quiero hacerle tantas preguntas, quiero que me haga tantas preguntas, quiero darle una explicación, quiero pedirle perdón, quiero rogarle por su perdón, quiero decir que lo extrañe, quiero decirle que aún lo amo.

Pero ninguna palabra abandona mis labios solo me dedico a ver como un tonto como sus ojos liberan un par de lágrimas y un nudo se instala en mi garganta.

- ¿Por qué regresaste?- pregunta con la voz rota.

No puedo responder, quiero hacerlo pero el aire comienza a faltarme y comienzo a respirar más profundo. Tratando de volver a la realidad donde Kihyun está frente a mi llorando y esperando una respuesta.

- Consegui trabajo... Aquí, en la secundaria. - digo tratando de retener la tristeza de mi voz y las lágrimas que  amenazan viajar en mi rostro.

- Regresaste por qué conseguiste trabajo en la secundaria... - dice ahora limpiando con delicadeza las lágrimas de su rostro.

Asiento y vuelvo agachar la vista.

- Creí que regresaste por otra cosa - confiesa con sutileza.

Mi corazón late más rápido y mis manos se mueven con las bolsas en ellas.

Si volvi para recuperarte. Respondo en mi mente.

- La lluvia ceso, ya puedes irte... - sus palabras son frías y su mirada deja de estar sobre mí.

Con inquietud y sin poder decir más me doy la vuelta y salgo de ahí con lentitudad, maldiciendo cada paso que estoy dando por no poder haber dicho más.





Rain (Changki) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora