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Un corazón mal herido

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-Puedes irte si quieres Shoyo, nadie te culparía- Shoyo regresó a ver a Iwaizumi quien se veía impecable en ese traje negro que estaba usando en ese momento. 

El viento tocó suavemente la cara del pelinaranja quien estaba parado en el balcón de la mansión Kageyama. El chico podía escuchar la bulla y algarabía del evento que se estaba llevando a cabo en ese momento en el salón de la mansión. 

Un gran momento para toda la familia Kageyama menos para él. 

-Tranquilo estoy bien- Respondió el pelinaranja lo más sereno posible y es que realmente sentía que su corazón se rompía cada vez que miraba hacia el salón. 

Kageyama y su reluciente prometida estaban bailando juntos en ese momento. Shoyo podía ver la brillante sonrisa de Hiro Kageyama, quien parecía realmente feliz por la elección de su hijo. 

Hitoka Yachi, ese era el nombre de la persona con la que Kageyama se iba a casar. Shoyo tenía que admitir que la chica no tenía nada de malo, es más parecía ser una buena persona. Yachi era hija de uno de los empresarios más importantes de Japón. 

Así que un matrimonio entre Yachi y Tobio era perfecto para todos los involucrados. Eran la pareja perfecta. 

-No tienes porque mentirme- Reprochó Iwaizumi antes de acercarse a él y cubrirlo con su abrigo- Vete después de todo no serías el único que se fue de esta estupidez- 

Shoyo no pudo evitar sonreír un poco por las palabras del chico y es que todos los amigos, que conocían lo que había pasado entre Shoyo y Kageyama, se habían ido del evento realizado para celebrar el compromiso de Tobio y Yachi después de un rato de estar ahí.

Los únicos que estaban aún en el evento eran Shoyo, Iwaizumi, Bokuto y Kuroo, estos dos últimos eran amigos de Iwaizumi y de Suga. Shoyo tenía que admitir que los dos chicos le caían muy bien a pesar de la diferencia de edad, ambos chicos eran muy buenos con él, especialmente se llevaba bien con el peliblanco, quien era como su otro hermano mayor

-Le diré a Bokuto que te lleve- Dijo Iwaizumi antes de regresar a la fiesta dejándolo de nuevo solo en el balcón.

Shoyo no entendía como todo había cambado tan rápido, hace tan solo unas semanas Tobio le susurraba palabras de amor en el oído y ahora se iba a casar en un par de días. 

No entendía que diablos pasaba por la cabeza de Tobio pero todas las acciones del pelinegro hacían que se sintiera cada vez más decepcionado de él chico. Shoyo no odiaba a Tobio, sus sentimientos de amor hacia a él seguían ahí pero sentía mucho dolor por todo lo que pasaba. 

Su corazón se rompía cada vez que veía a Tobio sonreír o ser amable con la chica. 

Era como si una daga hirviendo se enterrara en su pecho cada que veía la imagen. 

¿Lo peor?. Que el cínico de Kageyama le había pedido ser su padrino en la boda.

¿Y Shoyo que hizo?, pues aceptó. ¿Por qué?. Ni él lo sabía. Tal vez era masoquista o estúpido pero aceptó y ahora no podía dar marcha atrás. 

Tenía que estar parado en el altar al lado de Kageyama viendo como el pelinegro juraba ser fiel y amar a otra persona. 

Si, sin duda Shoyo era masoquista.

-¿Qué haces aquí afuera?- La voz de Tobio hizo que Shoyo volteara a verlo. 

Ahí, frente del pelinaranja, estaba Kageyama enfundado en un hermoso traje negro que hacía resaltar sus ojos azules. Tobio se veía muy sexy en ese traje. 

Mientras la vida me lo permita - |Haikyuu|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora