Amor borroso | Hange Zoe

I

–¿Qué tipos de fotos tenemos que hacer?–dijo la castaña a la vez que devoraba aquella galleta que compró minutos atrás.

–Sasha, ya te dije que primero comas y luego hables...Volviendo al tema de las fotos, tenemos que hacer cuatro diferentes, dos tienen que ser de un paisaje con distinto ángulo, y las otras dos, deben ser de alguna persona con diferentes ángulos también–expliqué recordando cada detalle que dijo el profesor.

–Bien, ¡pues manos a la obra!–habló elevando sus brazos con emoción.

...

Una vez hechas todas las fotografías, nos dirigíamos a nuestras casas pues no quedaban demasiado lejos la una a la otra.

De pronto, distinguimos dos siluetas muy conocidas, por lo que les llamamos la atención.

–¡Jean, Connie!–la castaña habló entre gritos y moviendo su brazo de izquierda a derecha sin cesar.

Aquellos dos chicos giraron bruscamente su torso buscando con la mirada quién fue el causante de tal grito.

Se percataron de nuestra presencia y con tranquilidad se acercaron a nosotras.

–¡Hey!–saludó Jean a la vez que hacía un ademán con su mano.

–¿Cómo vais con el trabajo?–dijo aquel chico rapado con una sonrisa, mientras su mirada se dirigía a la cámara que sostenía entre mis manos.

–Por suerte ya lo terminamos, estuvo divertido–hablé dirigiendo mi vista hacia los dos chicos.

–¿¡Ya lo habéis terminado!?–Jean hizo una mueca algo graciosa, por lo que la risa de Sasha no se hizo esperar.

–¡Nosotros solo llevamos una!–dijo Connie haciendo un puchero.

–Oh, ya que estáis aquí, quería deciros que haré una fiesta dentro de unos días para celebrar que terminamos el curso de fotografía, ya sabéis que estáis totalmente invitadas–anunció el castaño con una leve sonrisa.

–¿Ya sabes el día que será?–preguntó Sasha con curiosidad.

–Aún no, pero será a finales de esta semana, espero veros allí–.

–¡Pues ahí estaremos!–dijo Sasha sin darme una pausa para pensar si de verdad quería ir.

Sabía que era la fiesta que haría uno de mis mejores amigos, pero no sabía si tendría el ánimo suficiente para querer asistir.

–Principalmente irán compañeros de clase, aunque también invité a algunos amigos que tengo hace unos pocos años.

–Sin problema, bueno, ya nos tenemos que ir, empieza a anochecer y hará mucho más frío de lo que ya hace–dijo la castaña dirigiendo su mirada hace los dos chicos.

–Esta bien, tened cuidado–avisó Jean mientras comenzaba a caminar en dirección contraria, no sin antes despedirse con su mano, al igual que su acompañante.

Imitamos su acción y emprendimos nuestro camino hacia nuestros cálidos hogares.

...

–Me lo pasé bien hoy–dijo Sasha ya en su porche, con una reconfortante sonrisa mientras me daba un abrazo de despedida.

–Si, estuvo bien, descansa y no comas toda tu nevera de nuevo–hablé con una pequeña sonrisa burlona mientras me separaba de ella y comenzaba a caminar a paso lento por aquella acera desolada.