Amor borroso | Hange Zoe

IV

La risa de Hange inundó el lugar  causando miradas por parte de varias personas.

–De verdad...–no pudo continuar su frase pues su risa no le permitió seguir hablando.

En cambio, yo me encontraba con el ceño fruncido y cruzada de brazos.

Una vez pudo controlar su risa, continuó hablando.

–Vamos chica, no te enfades, debes reconocer que la situación es muy graciosa–dijo comenzando a reír de nuevo.

–¡Hange!, deja de reírte–hablé dándole un leve golpe en su brazo–fue muy vergonzoso para mí que me ocurriese eso, aún no sé porque te lo conté–dije bromeando y mirando hacia otro lado.

–Perdón perdón, pero debes admitir que llamar "mamá" a tú profesora de matemáticas, tiene su gracia–.

–Era un lunes, la primera hora de la mañana y estaba medio dormida, no me pidas que este consciente en esa situación–dije demandante con un tono burlón en mi voz.

Después de decir aquello, la castaña sacó la pequeña caja de cigarrillos del bolsillo de su chaqueta de cuero y, con cuidado, sacó uno para segundos después encenderlo con su mítico mechero color verde.

–¿Quieres?–me ofreció sacando otro de la caja.

Yo asentí para posteriormente situarlo entre mis labios, sin previo aviso, acercó el mechero a donde este se encontraba y lo encendió.

Dí una calada larga y dije:

–Que educado por tú parte–.

–¿Qué cosa?–habló mirándome algo confusa.

–No me hizo falta ni sacar algún mechero ya que tú lo hiciste antes–.

–Sí, lo sé, soy muy educada–dijo bromeando con un tono de superioridad.

Reí ante lo último dicho y el sonido de una notificación proveniente del teléfono de Zoe se hizo presente.

Sacó aquel dispositivo del bolsillo y segundos después la ví fruncir el ceño.

–¿Ocurre algo?–pregunté.

–Ah, no, no es nada importante–dijo volviendo a guardar su teléfono en su respectivo lugar.

No tan convencida, asentí y llevé mi vista hacia otro punto de aquel parque donde nos encontrábamos.

El silencio se adueñó del lugar, pero no era un silencio incómodo, si no uno reconfortante.

–Oye, ¿me dijiste que te gustaba la fotografía, verdad?–soltó de repente la castaña haciendo que mi atención se centrase en ella.

–Así es–dije mientras le daba un leve golpe al cigarrillo para que la ceniza de este cayese.

–Y, ¿te gustaba Queen, no es así?–insistió.

–Sí...¿A que se debe el pequeño interrogatorio?–mencioné con gracia.

–Era solo para asegurarme de unas cosas–habló con un semblante misterioso.

–Ya dime a que cosas te refieres–dije haciendo comillas con mis dedos en la palabra "cosas".

–Es una sorpresa–habló a la vez que giñaba un ojo.

Miles de preguntas formuladas en mi mente, pero nunca mencionadas, fueron interrumpidas por la repentina lluvia que se aproximaba.

–Creo que va a empezar a llover, vámonos si queremos que no nos pille la lluvia–mencionó Hange levantándose del banco y tirando el cigarro al suelo, para posteriormente aplastarlo.