Amor borroso | Hange Zoe

III

Sentada en la silla de aquella cafetería rústica que ya era un hábito asistir, procedí a revisar las notificaciones de mi teléfono pues desde la tarde anterior no lo volví a usar.
Mientras esperaba a que llegase mi café, pude ver que tenía más de treinta mensajes de aquel grupo con mis amigos, incluyendo tres llamadas perdidas.

Presioné aquel grupo y comencé a leer algunos de los mensajes.

Sasha 🥔

Alguien sabe dónde
está (n)?
no la ví desde
que llegamos a la fiesta🧍‍♀️

Connie 👨‍🦲

Yo tampoco la he visto,
Jean, está contigo?

Jean 🐴

No, de hecho pensé
que estaba con alguno
de los dos

Jean 🐴

Esperad, voy a preguntar
si alguien la vió

Sasha 🥔

No responde los mensajes
ni las llamadas 😦

Connie 👨‍🦲

Y si le ha pasado algo? 😥

Sasha 🥔

No digas eso, seguro que
está bien, o eso espero 🙇‍♀️

Jean 🐴

Reiner, el camarero, me dijo
que la vió salir
apresudara del bar y que iba
detrás de alguien

Jean 🐴

Y no se terminó la cerveza 😔

Connie 👨‍🦲

Cómo que no se terminó
la cerveza 😭

Sasha 🥔

Eso no es lo importante ahora 🤨,
la voy a seguir llamando
haber si contesta

Más mensajes de ese estilo fueron enviados al rededor de las tres de la mañana.

Se me olvidó por completo avisar a Sasha de que ya había vuelto a casa, para que no se molestase en espararme.

Envié un par de mensajes asegurando que me encontraba bien y explicando lo que ocurrió la noche anterior.

Estuve tan metida en la conversación con ellos, que no me percaté de que mi pedido ya había llegado y tenía el café delante de mis narices hacía más de diez minutos.

Le dí un rápido sorbo y bufé con molestia ya que se había enfriado.

El día parecía ser que lo había empezado con el pie izquierdo cosa que no me gustaba nada.

Minutos después, pagué el café y salí por aquella puerta de cristal causando que la pequeña campana emitiese un tintineo.

Eran a penas las ocho de la mañana cuando con pasos rápidos me dirigí hacia la parada del autobús, esperando que este llegase.

Cuando mencioné que el día lo había comenzado con el pie izquierdo, me refería a que una repentina noticia hizo que me entristeciese en segundos.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por la llegada del vehículo mencionado anteriormente, y procedí a adentrarme en él.

El trayecto fue tranquilo cosa que agradecí internamente.

Una vez llegué a aquel lugar que no me gustaba para nada, mostré todo el papeleo para poder entrar y me senté en la sala de espera.