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" Abeja ".
Cinco Hargreeves.
Edad: 26 años física y mental.

- ______ -

- Papá, no me dejes ir.- "le susurró Alex a Cinco, aunque yo escuchará, aún no me metería en la charla.

- Alex, aún no lo entiendo. Tú quisiste ir a esa escuela.- negó con la cabeza mientras trataba de safarse del agarre de Alex.

- Pero si fuiste tú.- soltó enojado.

- Andando amor, tu papá tiene que trabajar.- como pudimos lo alejamos de Cinco.

- Los amo.- nos despedimos de beso y cada quien subió a su coche para partir a direcciones diferentes.

- ¿Listo para tu segundo día de clases?.- pregunté mientras veía de reojo a Alex.

- Si mamá, no sabes cuánto.- comentó sarcástico, si, salió a su padre.

- Cariño, si te molestan no dudes en decírmelo.- asintió lentamente.
- Además, recuerda la ley que tu padre y yo te enseñamos.- sonreí mientras manejaba.

- La ley de la abeja. Entendido.

- ¿Sabes?. Para tener 10 años, eres muy inteligente y maduro.- lo alague.

- Gracias mamá, por cierto, empezaré a ahorrar para unos lentes de contacto. Ya sabes, como pupilentes.- comentó mientras jugueteaba con sus manos.

- Pero Alex, tus lentes no están dañados.- negué y este se los quitó para observarlos.

- Solo pienso, voy creciendo y tengo que pensar diferente, ya sabes, ¿Chicas?.- sonrió nervioso a lo que hice una mueca, a este le pasa algo y yo lo descubriré.

°°°

- Hemos llegado.- apenas dije eso, Alex me besó en el cachete rápidamente y bajo del auto para meterse a la escuela corriendo.

Solo espero que nada malo este pasando.

°°°
- Horas después -

- Hola cariño.- dije feliz al volver a ver a mi hijo.

Este no me respondió y solo se metió al coche con la cabeza agachada.

- ¿Que te pasa?. ¿Dónde están tus lentes?.- pregunté mientras lo veía.

Sabía perfectamente que aún no puede controlar su poder; visión de rayos x, por lo que no se debe quitar sus anteojos.

- ¿Podemos irnos?.- susurró a lo que bajé la mirada a sus manos viendo sus anteojos rotos así que lo tomé.

- ¿Quién hizo esto?. Muéstrame.- pregunté enojada a lo que señaló a un chico más grande que el, este se encontraba hablando en su grupito.

- Parece que alguien necesita una lección.- susurré enojada.
- Mírame.- este alzó la vista.
- Tu eres mágico y el que se vaya al diablo. El solo es una abeja...¿Y que le hacemos a las abejas?.- este solo asintió al saber la respuesta.

Salimos del auto y nos acercamos donde estaba el "bravucón".

- ¿Es el?. WOW, nada que ver contigo, amor.- le acaricié los hombros y asintió.

- Es un tonto.- susurró.

- ¿Harry Potter se asustaría?.- hice referencia ya que se parece a él de pequeño.

- No pero Ron si.

- Ron es un miedoso.- bufé.
- Está bien soldado, atención...- nos saludamos como estos.
- Recuerda, atraemos más moscas pero también abejas así que...

- ¡Pica primero!.- comentó  emocionado a lo que sonreí orgullosa. Luego Alex se acercó y me abrazó a lo que no dude y copié su acción.

- Oye oye, tu eres mágico recuérdalo.- le acaricié el cabello y asintió.

- ¿Y si nos vamos?.- preguntó sonriendo y sin esperar respuesta subió al coche, tal vez será otro día.

°°°
- Al día siguiente -

Esperaba como de costumbre a mi hijo en la entrada de la escuela mientras platicaba por celular.

- Escucha cariño, yo llevaré la cena, así no te estresas de más y tendrás más tiempo para nuestro hijo...- comentaba Cinco

- ¡Espera tonto!.- dejé de prestarle atención a la conversación para ver cómo empujaban a Alex a lo que empecé a caminar hacia ellos.

- Amor te lo agradezco, te veo luego.- colgué al llegar donde los niños.
- Hola amigo, ¿Nos acompañas?.- sin esperar respuesta tomé al niño del chaleco y Alex nos perseguía por detrás a lo que llegamos a unos arbustos.

- Mamá, el es Zack.- susurró.

- Bien Zack. Alex me contó de como le rompiste sus gafas.- comenté con una sonrisa fingida.

- No, no lo hice.

- No era pregunta...rompiste las gafas de mi hijo, lo que te convierte en una abeja. Y Alex, ¿Que le hacemos a las abejas?.- pregunté y Alex le soltó un golpe en la nariz.

- ¡Ahhh!...- le puse un pañuelo para evitar que desangrara de más.

- ¿Sabes que?. Alex se cayó y rompió sus gafas, al igual que tú te rompiste la nariz jugando. Esa fue una pregunta, ¿Entendiste?.- pregunté y asintió adolorido.

- Si, ajá.- lo tomé y salimos de los arbustos.

- ¡Por aquí hay una hemorragia nasal!.- grité y todos voltearon.

- ¡Mamá!.- gritó Zack a lo que rápidamente su madre se acercó.

- ¿Cariño, te sientes bien?.- tomó el pañuelo.

- Solo tuvo un pequeño derrame.

- Gracias por ayudarlo.- me agradeció y sonreí.

- Ah, claro. Un chico tan dulce debería tener más cuidado.- discretamente le apreté más la nariz a lo que se quejó.

- Oh Zack...

- Nos vemos en la junta escolar. Sino protegemos a nuestros hijos...¿Quién lo hará?.- comenté mientras abrazaba a Alex.

- Tienes toda la razón - asintió dándome la razón y volvió a revisar la nariz a de Zack a lo que Alex y yo, veíamos orgullosos aquella escena.














































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ᴼᴺᴱ ˢᴴᴼᵀˢ // ᴬᴵᴰᴬᴺ ᴳ. ⁻ ᶠᴵⱽᴱ ᴴ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora