Capítulo 18 - La violencia

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Terminé abandonando el lugar poco después de que me despedí de Alice. Ella cogió un taxi hacia la estación de tren y yo regresé a por mi auto para ir al lugar donde se programó la cita.

El lugar no quedaba tan lejos de la Tienda Arcus, con 40 minutos de viaje llegaría, la hora marcaba 10:30 así que tenía tiempo de sobra para llegar.

Todo el recorrido iba normal hasta que mi celular sonó, era un mensaje.

—Oh, es esa persona.

Era la misma persona que había conocido en el chat online de ajedrez. Su mensaje decía lo siguiente:

>Perdón por responder tan tarde, recién me despierto uhh...

¿Quién puede dormir tanto?

Como no estaba haciendo nada aparte de conducir, respondí a su mensaje:

>No pasa nada

No sabía como responder a eso, lo mejor era ignorarlo, pero un nuevo mensaje llegó:

> ¿¡Y qué tal estas!?

<Estoy bien, ando en camino a un lugar.

> ¡Genial! Yo estoy desayunando recién ¿y a donde te diriges?

<Voy a un restaurante, en unos minutos llego.

> Woah... ¿Algo temprano no crees?

No lo creo, normalmente estaría almorzando al medio día.

>Oye oye ¿te puedo hacer una pregunta?

<Adelante.

> ¿Eres hombre o mujer?

<Soy hombre ¿por qué?

>Ah no no, solo tenía curiosidad y por cierto, soy una chica.

< ¿Ahora yo te puedo hacer una pregunta?

> ¡Si! ¡Adelante!

< ¿Qué hacías jugando ajedrez?

Probablemente no creo que alguna chica esté interesada en el ajedrez, y si habría entonces solo sería una minoría.

>Pues lo jugaba porque descubrí que la persona especial que quería también lo hacía ¿y tú?

<Entiendo, yo lo juego por aburrimiento y porque no tengo mucho que hacer tampoco.

Al principio tenía un sentido jugarlo, luego con el tiempo el jugarlo perdió lo emocionante.

Sin saberlo, ya estaba a unos minutos de llegar a mi destino.

<Hablamos en otra ocasión, ya llegué a mi destino.

Guardé el celular y ya a la distancia se podía ver el restaurante que habían alquilado. Aún eran 11:20 a.m. había llegado mas temprano de lo que acostumbraba.

Dejé estacionado el auto en una de los parquímetros públicos y comencé a acercarme al restaurante caminando, a paso lento me tomaría probablemente unos 10 minutos más.

El día no era tan soleada y la gente transitaba casualmente, jóvenes, adultos hasta ancianos.

—Ojalá acabe rápido...

No tengo muchas expectativas respecto a esta nueva chica, creo que dejé de tenerlas al pasar del tiempo. Desearía estar tranquilo en mi habitación ahora mismo...

Cerré mis ojos mientras me sumergía en mi mente... hasta que de pronto sentí un empujón en mi hombro derecho.

El repentino golpe me saca de mis divagaciones y al abrir los ojos veo a cinco personas en mi delante, para ser precisos eran dos mujeres y tres hombres.

DemenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora