—Qué hombre tan raro, ¿es tu amigo, amor?—
Kook miró incrédulo hacia donde Jin se había dirigido, ni una palabra, ni una segunda mirada le había dirigido, miró a la mujer a su costado, sus enormes tetas se presionaban contra su brazo, pero no sintió nada. No tenía deseos de chupar esos enormes pechos, ni necesidad de besar esos labios carnosos, y el olor floral empalagoso de su perfume lo estaba mareando. Ni siquiera estaba duro. Solo se sentía abrumado por la sensación de pérdida. Había estado muy seguro de que traer a una mujer a casa para follar lo curaría de la extraña obsesión que tenía por Jin. Había estado seguro de que sería capaz de quemar cualquier agarre que Jin tenía en él y volver a ser el hombre que era. En cambio, se sintió la peor mierda del mundo, esa mirada dolida en los ojos de Jin… Los dedos de Kook se apretaron alrededor de la cintura de la mujer, intentó apartar esos sentimientos.
Necesitaba renovar su interés sexual en otros amantes. Necesitaba tener el control, pero todo lo que podía ver era la angustia y desesperación en el rostro de Jin mientras se daba la vuelta y se alejaba. Si le molestaba verlo con esa mujer ¿Por qué no dijo nada? Además, ¿Por qué se molestaba? Él tenía una prometida, pero algo en su cabeza le decía que las cosas no eran correctas, tenía poco de conocer a Jin, pero por lo poco que sabía, Jin no parecía lo bastante osado como para ocultar sus reacciones tan naturales. Y esa mirada… Mierda. ¿Qué había hecho? Había roto a Jin. Como una luz encendiéndose en su cabeza, tenía su respuesta.
—Te pediré un taxi— afirmó al tiempo que se separaba de la chica, de la cual ni siquiera se acordaba el nombre, simplemente en el club le habían llamado la atención sus pechos y fue la candidata elegida. —Gracias por tu tiempo—
—¿Qué dices?— preguntó la chica sorprendida. Kook intentó sonreír, pero sabía que no lo consiguió cuando las cejas de ella se alzaron.
—Me disculpo, pero ahora tengo algo importante que hacer— Ella no se lo tomó muy bien, lo empujó y entró en el ascensor.
Kook la siguió, pero fueron unos segundos de lo más incómodo hasta que llegaron a la planta principal del edificio. Ella muy dignamente se dirigió a la calle y Kook como era todo un caballero la acompañó hasta la avenida hasta que tomó un taxi y pagó para que la llevaran a donde quisiera. Ella nunca le dirigió una segunda mirada, y Kook no podría culparla.
Kook hizo una mueca y regresó al edificio, tenía mucho que arreglar con Jin. Lo primero que necesitaba hacer era convencerlo de que dejara a su novia, se escuchaba feo, la mujer acababa de perder a su bebé, pero Jin le debía una explicación muy grande y exigía una decisión, él no era fan de los tríos. No quería pensar mucho en la idea de que estaba considerando que Jin podría ser mucho más que folladas ocasionales. Jamás considero tener una pareja estable, mucho menos que esa pareja fuera un hombre, la prensa lo tendría para el desayuno. Pero la idea de tener a Jin para sí mismo le dio a Kook una calma que no había sentido desde la primera vez que lo vio desarreglado y lloroso.
Kook llegó al quinto piso, y llamó a la puerta, pero no contestó nadie, Kook se inclinó para mirar la luz debajo de la puerta, no había una sombra ahí, por lo tanto, Jin no estaba mirando al otro lado. Volvió a llamar, pero nuevamente no sucedió nada, Kook volvió a llamar y a llamar hasta que escuchó pasos acercándose. Él no se marcharía hasta que hablara con Jin, estaba dispuesto a pasar toda la noche llamando hasta que abriera la puerta, o llamaran a la policía. Entonces la puerta se abrió. Una mujer rubia, vestida con una bata de seda color azul le frunció el ceño. Kook no podría estar más sorprendido.
—Jeon…— Susurró ella —¿Qué haces aquí? —
—¿Señorita Park? — ¿La directora de la editorial era la novia de Jin? Kook no quería creerlo. Ni siquiera sabía que la mujer tuviera una relación con nadie. —Estoy buscando a SeokJin— Kook dio un paso atrás para comprobar que había llamado en el departamento correcto.
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Enamórate De Mí [KookJin] |•Adaptación•|
RomanceEn teoría tengo una vida y futuro definidos, nada puede estar fuera de lo establecido, sin embargo su llegada a mi vida a cambiado todo, ni siquiera sé su nombre, pero lo que sí sé es que me hace sentir vivo. ¿Tendré el valor de cambiar mi destino...