SEREMOS NUESTRO PROPIO INFIERNO

CAPÍTULO 22

ALLISON

No esperaba esto cuando dijo que lo haríamos juntos. Angelo me había llevado a un lugar el cuál todavía no lo veo.

- ¿Llegamos? - pregunté ansiosa por ver qué es lo que tenía preparado

- Ya casi, y no trates de quitarte la venda

- Como diga el señor

El río suavemente. Minutos después sentí como el auto se detenía y apagaba.

- ¿Puedo ver ya?

- En un momento lo harás

Sin más escuché como bajaba y cerraba la puerta, para luego abrir la mía, tomándome de la mano ayudándome a bajar.

- Puedes quitarte la venda - susurró en mi oído

Lleve las manos a la venda, desatando el nudo, quitandola, frente a mi apareció el camino lleno de pétalos de rosas que llevaba hasta una mesa para dos, luces rodeando los árboles ya que por lo visto nos encontramos en un bosque.

El lugar sin duda era hermoso.

- Entonces, dirás algo, niña

- No soy una niña, y el lugar el precioso, las luces, los pétalos. ¿En qué momento hiciste esto?

- No lo sabrás, ahora, vamos, supongo que no has comido aún

Estaba por decir que ya comí cuando mi estómago dijo lo contrario. Le sonreí y el me llevo hasta la mesa, ayudándome a sentar, mientras que el tomaba asiento.

- ¿Porqué este lugar, y la cena?

- Creo que es hora de explicarte mis puntos, y dejarlos claros - paso una mano por su cabello desordenado mirándome fijamente

- Te escucho

- Creo que es muy evidente la atracción que siento hacia usted, señorita McCall. Y francamente no sé que me está pasando, se supone que yo enamoro, no me enamoran a mi, me estás envolviendo en un maldito infierno y no pienso salir de ahí hasta que tengas un jodido anillo en tu dedo y pueda decir que eres mi mujer - explicó con las pupilas dilatadas dejándome sin aliento

- Joder, Angelo yo no sé qué decir

- Solo di que aceptas envolverte en este jodido infierno junto a mi, pero entenderé si aún no aceptas, pero no me rendiré tan fácil

- Rendirte no está en tu diccionario. He de decir que me sorprende pero estoy dispuesta a aceptar hundirme en el fuego contigo

- Ragazza mia, hai appena firmato un contratto con il diavolo - dijo con voz ronca detallando que llevo el collar que me dió

( Mi niña, acabas de firmar un contrato con el diablo)

- Lo llevas puesto

- Y al parecer recién te das cuenta

- Naciste para llevar ese collar en tu cuello.

Inevitablemente me sonroje

- Creo que ahora debemos de comer, ya hemos dejado en claro lo que mutuamente sentimos.

- Harás que luzca como un tomate

- Y luces muy tierna - sonrió

- Come - lo regañe

- Como diga señorita - río como un niño y sonreí.

Angelo Di Carlo me sorprende cada día.