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Willow Dixon

Estaba sentada en las mesas del comedor, jugando con mi comida y con una cara de asco. ¿No podían dar algo mejor? Esto se ve horrible. Bueno, al menos me dan comida.

Benjamin llegó y se sentó frente a mi.

—¿No te gusta la sopa de brócoli? —preguntó, luego se llevó una cucharada a la boca.

—¿Esto es sopa de brócoli? —dije con una mueca de asco—. Ni siquiera parece algo que se pueda comer.

—Después de un mes te acostumbras. —Sonrió con burla.

—Posiblemente no aguante ni una semana aquí —dije mirando a mi alrededor.

—Permanece conmigo y no te pasará nada.

—¿Que eres? ¿El dueño de la cárcel dé menores? —dije divertida.

—Algo así. —Se encogió de hombros—. Lo que quiero decir es que andes siempre con alguien, así no serás el punto de abuso.

—Puedo protegerme sola. —Sonreí.

—No aquí, Willow, no aquí. —Negó varias veces.

Me quede pensando en lo que dijo. Quizás tenga razón, debería permanecer con él si quiero salir viva de aquí.

—¿Tienes un grupo o una mierda así? —pregunté.

—Allí. —Hizo un ademán para que mirara a otra mesa.

A lo lejos había una mesa con tres chicos. Una rubia, un pelirrojo teñido y uno de cabello castaño.

—¿Ese es tu grupo? —dije algo dudosa.

—Algo así. —Ladeó la cabeza.

—Bueno, estoy dentro. —Me encogí de hombros.

—¡Genial! Ven. —Se levantó de la mesa con su comida en manos e hizo un ademán para que lo siguiera.

Tome mi comida y me levante. Ambos caminamos hasta la otra mesa y nos sentamos allí.

—No tardaste nada en convencerla —dijo la rubia.

—Les dije que no es estúpida —dijo Benjamin.

Yo los examiné con la mirada a todos. Parecían personas buenas, pero por algo estás aquí, ¿no?

—¿Como terminaste aquí? —preguntó el de pelo rojo.

—Mate a mi padre —conteste.

—Empezamos bien. —Sonrió—. Soy Zander, ella es Evanora. —Señaló a la rubia—. Y él es Enzo. —Señaló al de pelo castaño.

—Soy Willow —me presente.

—¿Cuanto tiempo estarás aquí? —preguntó Enzo con una sonrisa.

—Estaré siete años. —Alce las cejas.

—Que casualidad, a mi me faltan siete años para salir. —Benjamin sonrió ampliamente.

—A mi me faltas diez para salir —Evanora bufo.

—A mí tres —dijo Zander con orgullo.

—Y a mi cuatro. —Enzo se encogió de hombros restándole importancia.

—Entonces... ¿cuanto llevan aquí? —me atreví a preguntar.

—Yo llevo dos años —contestó Benjamin.

—Y yo uno. —Evanora alzó su mano.

—Creo que llevó unos cuatro o cinco años. —Enzo sonrió.

—Yo llevó la misma cantidad de Benja —dijo Zander.

—Wow —abrí más mis ojos.

—¿Quien te está esperando allá afuera? —preguntó Eva.

—Espero que nadie. —Solté un suspiro.

Seguimos hablando por un rato y la verdad es que todos parecen estar locos, pero me caen bien, creo.

Me contaron cómo llegaron aquí. Eva mato a dos hombres que trataron de violarla y, como la leí es injusta, la condenaron a once años. Enzo está aquí por tratar de robar un banco y matar a tres guardias de seguridad, tremendo idiota. Y Zander está aquí porque estuvo robando durante tres años y no habían conseguido atraparlo.

Todos tenemos la misma edad, dieseis. En cuanto cumplamos los dieciocho nos mandarán a una cárcel real. Se que eso no será nada lindo, allí si que nadie tiene piedad.

 Se que eso no será nada lindo, allí si que nadie tiene piedad

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Maldita G-Ashtray Donde viven las historias. Descúbrelo ahora