Capítulo 1

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El Sultán Selim I había fallado en conquistar Egipto sin saber que este país se convirtió en una gran potencia. Tras la muerte e Selim I y por consecuencia la coronación del ahora Sultán Suleiman, "El magnífico", los Pasha's del imperio trataban de que su nuevo gobernante hiciera algún tratado con el Faraón de Egipto, pues este país contaba con los mejores soldados de todo el mundo haciendo que muchos países enemigos quisieran unirse a este.

Suleiman estaba decidido, mando a llamar un mensajero para que cumpliera con la misión de entregar la carta que ayudaría en un futuro a su pueblo, sin saber que también le traería alegría a su corazón, si el Faraón aceptaba. Luego de que aquel siervo saliera anunciaron que Hurrem Hatun quería verlo, a dar un asentimiento como luz verde aquella pelirroja entro con esos bellos ojos esmeraldas que ella poseía, pero estos ya no reflejaban aquella inocencia y pureza que antes deslumbraban en lo más profundo de su alma sino que estos eran remplazados por la presunción.

-Mi señor.- se reverencio ante él para luego besar su dobladillo mientras lo miraba con una sonrisa que aparentaba felicidad pero era una llena de egocentrismo.- le he traído una maravillosa noticia que estoy segura que alegra su día.

-Hurrem, mi alegría, ¿Qué es aquello que me puede hacer más feliz de lo que ya soy cuando estas a mi lado?- el hombre estaba embelesado con aquella mujer que lo había vuelto loco en sus inicios e conocerla.

-Allah es maravilloso y nos ha bendecido con un hijo, porque créame su majestad, estoy segura que será otro bello príncipe.- la voz de la muchacha ya no tenía esa dulzura de antes, ahora sonaba más frívola y arrogante, eso hizo que el Sultán se sintiera incómodo. 

-O también puede ser una Sultana, Hurrem, recuerda que también puede ser una niña.- la pelirroja se removió en su lugar al sentir la frialdad con la que le había hablado el mayor.- ahora regresa al harem que estoy ocupado.

Hurrem dio una pequeña reverencia y salió de los aposentos dorados hecha furia, ella pensaba que se iba a quedar con Suleiman, pero este la corrió por aquel gran error que cometió sin darse cuenta.

Doblando por el pasillo se encontró con Mahidevran, la sultana olvidada como se rumoreaba en el harem, esta iba junto al príncipe de la corona y sus criadas. Ella estaba feliz porque el hombre que aun seguía amando la llamo para almorzar junto al príncipe, sabia muy bien que el mayor estaba empezando a ver lo malo de la rusa y eso le convenía a ella.

-Alexandra, ¿su majestad te echo de sus aposentos?- la primavera se estaba burlando de la rusa, pues la cara de esta daba evidencia que su visita con el sultán no termino tan bien como le hubiera gustado.

-Silencio Mahidevran, Suleiman no me corrió como siempre lo hace contigo.- la sonrisa burlona había aparecido en los labios de la pelirroja porque creía que podía herir a la morocha.- recuerda que a mí me llama para pasarla junto a él, mientras tú... solo lo ves por Mustafá.

-Tranquila hatun, ya llegara el día que alguien te hará pagar todo lo que estás haciendo.- la sultana sentía un pequeño dolor en su corazón pero ya se estaba acostumbrando, se acerca y le da una cachetada a la concubina rusa.- Recuerda hacer reverencia ante un príncipe y más si es mi hijo, aun el Sultán no te nombro "sultana" así que acata las reglas.

Sin más que decir la sultana dio media vuelta y siguió caminando a su destino dejando a una pelirroja furiosa y haciendo un berrinche.


AL OTRO LADO DEL MAR MEDITERRÁNEO

En un mercado egipcio estaban dos guardias junto a una dama buscando su señora, la princesa Cleopatra se había escapado nuevamente de ellos pues quería ver que le faltaba a su pueblo pero al ser de la realeza no se le permitían ciertas cosas.

-Bakenmut, la princesa no esta por ningún lado, el Faraón nos cortara la cabeza por dejarla salir sin más soldados.- el menor de los dos soldados estaba nervioso pues su general se mostraba tan tranquilo como si no lo fueran a matar.- Karoma dime por amor a todos los Dioses que tú sabes donde está.

-¿Donde está quien?- la hermosa joven encapuchada se acercó riendo por lo bajo.- Relájate Disebek, ya no te podrán cortar la cabeza.

-Princesa, su padre la debe estar buscando recuerde que hoy será su coronación.- Karoma, la dama de compañía de la princesa, estaba sonriente pues su señora se convertiría en Reina del alto y bajo Egipto.- Debemos prepararla y nos tomará demasiado tiempo.

La princesa suspiró con nostalgia, su madre había fallecido y su padre le había pedido que ocupe el puesto de ella para que no hubiera un "desequilibro cósmico", meneo un poco su cabeza y emprendió camino al palacio.

Cleopatra apenas tenia 15 años y ya debía hacerse cargo de harem de su padre y que las siervas estén contentas. Lamentablemente ella no tenia hermanos y el faraón había decidido no tener más hijos siendo ella la única heredera al trono, al tener tal posición tuvo que prepararse aprendiendo idiomas, política, medicina y otras cosas más que debe saber un buen gobernante, pero lo que más deseaba ella era poder ayudar a su pueblo y que no les faltara nada.

Oh, dulce Cleopatra, pronto tu destino cambiará y no solo serás la Reina de Egipto sino de todo el mundo, los papiros no mentían con la profecía de ella iba a ser poderosa.

VOLVIENDO AL PALACIO DE TOPKAPI

La rusa había llamado a Sumbul, necesitaba con urgencia mover sus piezas para poder ganarle a Mahidevran y que su hijo Mehmed sea el príncipe de la corona.

-Señorita Hurrem, ¿me mandó llamar?- el agha presentía que nada bueno iba a decirle aquella mujer que le pagaba por información.

-Necesito que hagas un trabajo, quiero que mandes al príncipe Mustafá al mar negro y lo dejes ahí.- la pelirroja se estaba jugando el pellejo por atentar contra un miembro de la dinastía Otomana.- Necesito que desaparezca lo más pronto posible.

-¡Oh por Allah! ¿Acaso tú estás loca? ¿Quieres que nos maten? Me niego a cometer tal barbaridad y provocar mi muerte inmediata.- Sumbul estaba nervioso, esa mujer estaba desquiciada para pedir tal cosa, sabía que aquella joven estaba ganando poder y que algunos harían lo que fuera por lo que ella pagara pero él no podría hacerle eso al tierno príncipe.- Borra esa tonta idea de tu cabeza, Hatun.

-Bueno, no lo quisiste hacer por las buenas así que será a mi modo.-dos aghas sostuvieron a Sumbul y le cubrieron la boca.- Ahora pasará esto, te llevarán a ti y al príncipe lejos del palacio hasta que yo de la orden para que los maten, te culparan a ti de traición y nadie sabrá nada.

El pobre eunuco se removía desesperado, sus ojos reflejaban terror puro mientras lo sacaban de los aposentos de aquella mujer, nadie lo podría ayudar y él lo sabía.

-Perdiste Mahidevran, mi hijo será el futuro sultán mientras al tuyo se lo comerán los peces.




























Y AQUÍ ESTÁ EL PRIMER CAPÍTULO, será editado en el transcurso del tiempo por ahora espero que les guste.

CLEOPATRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora