Capitulo 3

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Turquía, Febrero del 1522

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Turquía, Febrero del 1522

PALACIO TOPKAPI

Pasaron cuatro meses desde que envié aquella carta a Egipto, aquel mensajero no llegó nunca y me hice una idea de que los egipcios no querían hace ningún tratado con nosotros, mi cabeza no paraba de dar vueltas con ese tema y no tenía tiempo para eso pues por fin iba a tomar Rodas de una vez por todas, sin olvidarme del compromiso de Hatice con Mehmet Celebi.

Camino hasta aquella mesa done se encuentra el mapa con aquellas estrategias, que estaba seguro que con ellas iba a vencer, al lado había una carta de Matrakçı Nasuh, la abrí con sumo cuidado y pude apreciar un dibujo de una mujer que estaba de espaldas pero por su vestimenta me di cuenta que era una egipcia.


-¿Por qué tachó el Princesa?- murmure para ver la otra carta donde me explicaba lo que paso en aquel lugar.- Vaya, Reina Cleopatra... ¿por qué no podré ver tu rostro?


Mi corazón latía como loco ni siquiera sabía como era aquella reina pero algo dentro de mí me decía que si la veía perdería todo. Soltando un suspiro salí de mis aposentos para despedirme de mi madre, hermana y mis consortes que estaban junto a mis pequeños hijos.

En aquel pasillo dorado se encontraba Gul agha con una muchacha la cual no llamo mucho mi atención por otra parte, me pareció extraño que Sumbul no apareciera, más tarde le preguntaría a Ibrahim por si sabía algo sobre aquel eficiente eunuco.


-Mi señor, la Valide le manda esta hermosa concubina para que pueda irse relajado.- se veía nervioso y no es para menos, pues sabe que no quería ver a ninguna mujer, así que alce una ceja mientras mi mirada expresaba la molestia que me causaba esta falta de su parte.- No volverá a pasar su majestad, nos retiramos.


Negué mientras iba al ala del harem, algunos siervos iban detrás mío junto a mis guardias para protegerme de los posibles atentados, ya no podía confiar ni en mis propias concubinas y debía estar alerta desde el incendio que hubo en mi fiesta de despedida.

Mi mente viajó al momento donde Hurrem culpaba a mi Şehzade Mustafa, no podía dejar de pensar en cómo lo imputaba de algo que no sabía si él lo hizo o fue un atentado contra ellos, pero su odio por Mahidevran era más grande que todo y empecé a darme cuenta de todas las cosas que ella hacia creyendo que como me tenía totalmente loco pasaría por alto cada una de sus faltas.

Mis pasos resonaban por todo el pasillo que me guiaba a los aposentos de mi madre, los aghas que estaban cuidando me hicieron reverencia mientras uno me anunciaba, me adentre al lugar mirando a mi madre que me miraba con orgullo.


-Mi león, que Allah te otorgue la victoria y regreses vencedor.- mi rostro era acariciado por su mano mientras le daba una gran sonrisa.

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