Capitulo 9

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MARATÓN 1/5

Turquía, Agosto del 1522

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Turquía, Agosto del 1522

PALACIO TOPKAPI

El gran Sultán Suleyman entraba al palacio con aires de grandeza, el pueblo los habían recibido por todo lo alto, pues todos sabían que su monarca salió victorioso de la campaña y eso no hacía mas que elevar su ego, sin embargo todo cambió cuando al poner un pie dentro del majestuoso palacio recordó que sus hijos fueron raptados hace seis meses y nunca los pudieron encontrar dándolos por muertos, el hombre no lograba comprender como iba a hacer la ceremonia a dos de sus leones sin un cuerpo al que llorarle.

Los pocos recuerdos que tenía con sus hijos llegaron como un tsunami destruyéndolo un poco, trataba de no soltar ni una lagrima porque él pensaba que era una muestra de debilidad que un sultán no se permitía demostrar.

Pequeños murmullos se lograban apreciar por el solitario pasillo, las risas de Ahmed y Mustafa se escuchaban con claridad, Suleyman no podía salir de su asombro al escuchar a sus hijos llamarlo para luego abrazarlo. El magnifico pudo salir de su estupor y gritó con alegría por tener a sus leones con él.


-Mis cachorros, están bien y vivos ¿Por qué nadie me avisó que los habían encontrado?- el mayor miraba a todos lados para buscar algún criado que le diera una explicación o algún guardia pero estaban totalmente solos en un corredor silencioso.- ¿Su madre ya sabe que están aquí?

-¿Madre? - la voz aniñada de Ahmed le sacó una pequeña sonrisa mientras sus ojos empezaban a reflejar la ternura y anhelo que le causaba el menor.

-Sí Ahmed, tu madre Mahidevran debe estar desesperada por encontrarte como lo estuve yo.- esa era su especialidad, mentirle a sus hijos o al menos aquellos que tuvo con la que antes era su primavera, siempre hacía lo mismo dejo de verlos cuando llegó esa mujer de cabellos cual fuego vivo y se convirtió en su alegría, sin contar que su hijo Mehmed acaparó toda su atención junto a su madre.

-Mentira.- la voz del pequeño Mustafa sonaba molesto, como si supiera todo lo que pasaba por la mente de su padre, Suleyman se quedó en blanco porque su hijo nunca le levanto la voz, sin embargo el hombre empezó a sentir como su vestimenta comenzaba a humedecerse poco a poco.- Nunca nos buscaste, te preocupaste más en ganar una tonta guerra mientras eras consciente que tus hijos estaban desaparecidos, no te importamos porque no somos hijos de esa mujer, aquella que no solo odia a nuestra madre sino que también a nosotros.- la piel de ambos niños se tornó de un color blanquecino y sus finos labios se pintaban de violeta.- Tú eres el culpable, ella nos mató por poder, por todo lo que le dabas siendo una simple concubina, por permitirle saltarse las reglas como si fuera una sultana de sangre cuando solo era una esclava ansiosa de dominio. Míranos, estamos muertos y todo por tu obsesión que cegaba tu juicio, larga vida al sultán Suleyman Khan el gobernador de los siete mares.


La escena que presenciaba era terrorífica, los cuerpos de sus hijos empezaron a descomponerse, sus ojos no estaban, eran remplazados por gusanos que salían de sus cuencas, el grito de desesperación que dio el hombre, retumbó por todo el lugar causando un temblor en las paredes y que de estas salieran agua, por cada extremo del pasillo llegaron unas olas inmensas que arrasaron con todo a su paso, en un segundo ellos estaban en el mar, los niños se encontraban al fondo de este con unas bolsas en sus cabezas mientras él en su desesperación nadaba hacia ellos para salvarlos.


-Déjalos, ellos no importan solo seremos nosotros, yo te daré todos los hijos que quieras.-la voz de Hurrem retumbo en sus oídos, las aguas se movían con violencia y de pronto desaparecieron los cuerpos de sus hijos.- Seremos felices sin ellos, solo los herederos que yo te dé importan, recuerda que yo soy tu alegría.

-¡NO!

Sus ojos se abrieron de golpe; era una pesadilla, sus pulmones le exigían más aire de lo normal ocasionando que sus jadeos fueran fuertes, sus ojos recorrieron el lugar pudiendo deslumbrar aquellos asientos de terciopelo rodeado de un marco de oro, estaba en su carruaje, donde nadie podía entrar, ni siquiera la misma Hurrem o la Valide; ya que eso estaba prohibido, al menos para ellas. Se tocó la frente notando el sudor frío que desprendía de su piel, cerro los ojos y lo único que estaba en su mente eran los cuerpos en descomposición de sus hijos, no aguantó más su estomago; estaba revuelto y su garganta estaba seca, pero eso no fue impedimento para que un grito saliera de sus labios.

Todos pararon alertados, su sultán había soltado un grito desgarrador logrando que estos estuvieran atentos para un posible ataque el cual nunca llegó, lo que si pasó fue que el gran sultán bajo a tropezones de la carroza mientras iba al árbol mas cercano a vomitar todo lo que su estomago pudo ingerir, sin contar la bilis que expulsó luego de ya no tener más que arrojar.

Todo era una simple pesadilla, o eso quería creer...

Todo era una simple pesadilla, o eso quería creer

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MUELLE DE TURQUÍA


Los otomanos ya habían recibido a su Sultán, algunos bailaban y otros comentaban los rumores que hizo correr Ibrahim Pasha puesto aún no superaba las humillaciones que les hizo pasar el soldado egipcio y sin saber todas las falacias que decía el griego los rumores empezaron a correr como pólvora, pero el grito de alguien los hizo ver al mar donde varios navíos estaban embarcando.

-¡Son los egipcios, vienen a rendir pleitesía a nuestro Sultán!.- gritos de júbilo se oían por todo el puerto, ellos habían sido engañados por el pasha, pero no lo sabían.


Pobres ilusos...






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HOLAAAAAAAAA ¿ME EXTRAÑARON? VOLVÍ DESPUÉS DE MUCHO PERO LES TRAIGO BUENAS NOTICIAS, CADA CAPÍTULO DE LA PEQUEÑA MARATÓN SERÁ UNO AL DÍA Y PIENSO ALARGAR LA MARATÓN, YA NO SERÁN TRES SINO CINCO CAPÍTULOS.

Gracias por seguir apoyando esta historia, los amo.

No se olviden de tomar agua y comer bien, cuídense mucho y ya saben que pueden escribirme cuando deseen.

(¿Vieron el barner que se utilizarán para las maratones?)

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