ｯ Hollywood 2: OUTCOME ━ 𝗔𝗹𝗶𝗰𝗲 𝗜𝗻 𝗕𝗼𝗿𝗱𝗲𝗿𝗹𝗮𝗻𝗱

extra level one

EXTRA LEVEL ONE; BOYFRIEND

Sus piernas temblaban, y estaba seguro de que incluso la preciosa adolescente frente a él era capaz de escuchar los latidos acelerados de su corazón. Llevaba años deseando graduarse y huir de ese horrible instituto lleno de matones, pero estando frente a Michiko Tsunemori con el segundo botón de su uniforme apretado fuertemente entre sus dedos temblorosos solo podía desear pasar un año más junto a ella.

— No estés tan nervioso, ¡no muerdo! — sonrió ampliamente, con parte de sus mechones tan oscuros como la noche misma recogidos por pequeñas pincitas de pelo—. Felicidades por tu graduación, ¿de qué querías hablarme?

Michiko le observaba atentamente, con una sonrisa amplia y cálida. Jamás habría tenido el valor de estar frente a ella de esa manera, a punto de confesarse, pero desde aquel día en el que la morena le encontró en el aula mientras huía de uno de sus castigos habituales no habían dejado de encontrarse en aquel lugar a la hora de los descansos. Michiko no tenía muchos amigos, y encontró en su tímida presencia alguien a quien acercarse. Los primeros días apenas pudo siquiera mirarla directamente sin sentir que iba a darle un infarto, pero acabó agarrando coraje y escuchando sus bromas.

— Y-Yo... - titubeó. Michiko asintió, animándole. Sabía que era alguien retraído y le costaba ser directo, pero ella tenía la mayor paciencia del planeta—. ¡A-Acepta m-mis s-sentimientos!

Extendió el botón, aunque se cayó al suelo por la efusividad de su gesto. De inmediato Michiko quiso recogerle, aunque al mismo tiempo él se agachó en busca de esconderse tras ese gran fracaso que le perseguiría de por vida. Creyó ver venir una digna escena de dorama donde sus manos rozaban, pero en lugar de eso sus cabezas chocaron con algo de fuerza y acabaron sentados en el suelo con gestos de sorpresa.

La primera en reír fue Michiko, sobando su frente. Tal vez fuera por su risa contagiosa, pero él acabó uniéndose a ella con la cara tan roja como un tomate. Se sentía algo avergonzado, pero al menos Michiko no se estaba riendo de él.

— ¿Te gusto? —preguntó, mirándole con una sonrisita. Asintió despacio, mirando el botón que había arrancado de su chaqueta según la tradición decía. No quería cogerle, porque eso significaba que definitivamente había sido rechazado—. No estoy segura de si me gustas ahora — dijo. Primer golpe—. Pero estoy segura de que me gustarás y podemos intentarlo.

Michiko tomó el botón, y le guardó en su bolsillo con un suave tono rosa en sus mejillas. Tuvo que procesar durante unos largos segundos, hasta que finalmente su cerebro tradujo el significado de sus palabras y todo su cuerpo reaccionó en respuesta. Primero quiso llorar. Luego reír. Después rodar por el suelo. También gritar. Todo a su alrededor parecía brillar de golpe, y Michiko Tsunemori se veía más preciosa que nunca.

— ¡Prometo hacerte feliz! —exclamó, con los ojos llorosos. Después de tanto tiempo...

— Yo ya soy feliz, mejor prométeme hacerme galletas.