Era tan guapo.
Wendy miró al tipo por el rabillo del ojo mientras limpiaba la mesa, a unas pocas mesas de distancia de la que ocupaba él. Dios, si tenía novia —y todos los apuestos siempre tenían novias— sería una chica afortunada. Wendy no pudo evitar mirarlo, mientras que el tipo sonreía ampliamente y comentaba algo a quien quiera que estuviera al teléfono. Tenía una sonrisa tan hermosa, toda dulce y blancos dientes, la sonrisa añadía calor a sus ojos azules (¿O quizás verdes?). Tenía que estar al principio de la veintena, cercano a su edad. Tenía el pelo castaño claro, peinado cuidadosamente diseñado y un rostro muy atractivo, pero sin ser intimidantemente guapo —tipo de rostro al que querrías mirar y sonreírle. Su altura era perfecta para ella también: no demasiado alto. Estaba en forma y tonificado pero no demasiado musculoso. Simplemente perfecto.
Wendy suspiró soñadoramente.
Tras suyo, alguien resopló, y ella volteó. Yeri, otra camarera, estaba sonriendo.
—Hermoso, ¿verdad? Pero está muy lejos de nuestra liga.
—Si no lo intentas, nunca lo sabrás —dijo Wendy encogiéndose de hombros. Puede que no pareciera una modelo, pero sabía que a los hombres les gustaba.
—¿No lo reconoces? —dijo Yeri, arqueando las cejas— Sé que eres nueva por aquí, pero... no es un tipo cualquiera. Es uno de los solteros más deseados del país.
Wendy miró a la chica con curiosidad.
—¿De verdad? ¿Quién es él?
—Do Kyungsoo, el único hijo y heredero del Conde de Seocho-gu —dijo Yeri.
Oh.
Wendy habitualmente no sabía mucho sobre la aristocracia, pero incluso ella sabía quién era el conde de Seocho-gu. Era uno de los pocos nobles que seguían siendo obscenamente ricos y políticamente influyentes.
Wendy miró hacia el hermoso Kyungsoo.
—¿Tiene novia?
—No una novia —dijo Yeri—, una prometida. Ha estado comprometido con Stephanie Young desde su nacimiento.
Wendy rio entre dientes.
—¿De verdad? ¿La gente sigue haciendo eso?
—Definitivamente los ricos todavía lo hacen.
Wendy sacudió la cabeza.
—Es una locura. No estamos en la Edad Media.
—Díselo al Conde de Seocho-gu. Aparentemente, él está muy ansioso por ese matrimonio. Los Young prácticamente son dueños de todo de Asia y, al parecer, nunca puedes ser lo suficientemente rico. Pero supongo que los Do no serían aún tan destacados sino se aseguraran de mantener y aumentar su poder y riqueza.
—¿Cómo sabes todo eso? —preguntó Wendy, mirando a Kyungsoo de nuevo. Había dejado de hablar por teléfono y empezado a comer su almuerzo, mirando la entrada expectantemente de vez en cuando. Dios, realmente era súper lindo. Había una calidez en él que le daba un aire somnoliento y suave y toda clase de cosas adorables. Wendy se sintió tonta pensando de esa forma sobre un tipo, pero la palabra encajaba. Kyungsoo era adorable.
—Es un cliente regular aquí —respondió Yeri—. No pude evitar oír algunas cosas cuando hablaba con su amigo. Hablando de Jongin —Ella asintió hacia la entrada con una sonrisa torcida y suspiró.
Wendy volteó la cabeza y dijo:
—Oh.
Porque el tipo que acababa de entrar al restaurante sería fácilmente el hombre más caliente que había visto nunca.