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Jongin lo llamó bastante después de la medianoche.

–Rompimos –dijo rotundamente.

Kyungsoo levantó la vista hacia las sombras bailando en el techo de su cuarto. No sabía qué decir. ¿Qué le dices a tu mejor amigo luego de que rompiera con la mujer que amaba por ti?

–¿Cómo se lo tomó?

Jongin se rio, un sonido hiriente y afilado.

–Yo ni sabía que ella supiera algunos de los insultos que me dijo. No la culpo. Ni siquiera le pude explicar por qué estaba rompiendo con ella.

–Lo siento –Las palabras sonaban tan poco adecuadas. Tan baratas.

Hubo un largo silencio en la línea.

Kyungsoo contó los segundos, agudizando el oído. ¿Me odias ahora por perderla? Por favor, no me odies.

Luego de catorce segundos.

–Te quiero. Ven aquí –dijo Jongin.

Kyungsoo exhaló, el apretado nudo en su estómago aflojándose un poco.

–¿Todavía estás en la casa?

–Sí –dijo Jongin y colgó.

Eran casi las dos de la madrugada cuando Kyungsoo finalmente aparcó el coche en la entrada de Junmyeon.

No tocó. Envió un mensaje a Jongin y esperó, con los dientes castañeteando cuando el viento frío barría en su cuerpo.

Los minutos pasaban.

Tal vez Jongin se habría quedado dormido.

Tal vez Jongin habría cambiado de parecer y no quería verlo.

Cuando estaba a punto de regresar al coche, la puerta se abrió.

Jongin se quedó allí, con una botella de vodka en la mano y una expresión indescifrable. Se apartó, dejando a Kyungsoo entrar. Kyungsoo lo siguió hasta su alcoba, observándolo cuidadosamente. Jongin no se balanceaba ni nada, sus pasos eran firmes y estables, pero Jongin raramente lo hacía, incluso cuando realmente estaba borracho hasta el culo.

Kyungsoo cerró la puerta del cuarto al entrar. Jongin se dejó caer en el sofá y empezó a beber de la botella.

Un silencio tenso cayó entre ellos. Un silencio cargado de rabia y dolor y resentimiento.

–No deberías haber roto con ella –Kyungsoo dijo entre dientes, rompiendo el silencio–. Por una jodida que no te forcé.

Jongin tomó otro trago de la botella y la dejó a un lado, con la mirada endurecida.

–Ven aquí –dijo.

Kyungsoo vaciló, pero fue. Se sentó junto a Jongin, tenso e inseguro.

–¿Sabes cuál fue la peor parte? –preguntó Jongin, sin mirarlo.

Kyungsoo miró hacia su perfil y esperó.

–Lo que ella me dijo después de calmarse –dijo Jongin, con la mirada baja, los anchos hombros caídos, las manos flojas entre sus rodillas –. Dijo que tal vez era lo mejor. Que ella se merecía algo más que un novio que tuviera todas sus necesidades emocionales satisfechas en otro sitio –podía ver los músculos en la mandíbula de Jongin trabajando–. Como si ella no fuera más que un agujero para que yo follara.

Kyungsoo frunció el ceño.

–Eso no es cierto. Han estado juntos por medio año. Fue la relación más seria en tu vida.

ConfusedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora