05

26 3 0
                                    

Un mes después, Jongin estaba tirado en el mismo sofá, con su brazo alrededor de la cintura de Krystal mientras que veían una película juntos, cuando oyó el sonido de la llave girando en la cerradura.

Kyungsoo se quedó en la puerta, parpadeando hacia ellos como un búho.

–Oh –dijo–. Pensé que estabas en casa de Junmyeon. Lo siento por irrumpir –Se dio la vuelta.

–¡Soo, espera! –Jongin se desenredó del sofá y fue hacia su mejor amigo. Agarrando los hombros de Soo con sus manos, lo estudió. Sus ojos estaban sospechosamente brillantes– ¿Qué pasa? –preguntó en voz baja.

Kyungsoo se encogió de hombros y sacudió la cabeza, evitando su mirada.

Los labios de Jongin se apretaban entre sí.

–Cariño, ¿puedes dejarnos solos, por favor? –dijo, alzando la voz.

–Claro –dijo Krystal, tan comprensiva siempre–. Nos vemos, Kyungsoo –Ella agarró su cartera, dio un beso fugaz en los labios a Jongin, y luego, se había ido.

–No deberías haberlo hecho –dijo Kyungsoo, envolviendo sus brazos alrededor suyo, con el rostro pálido– Lo siento. Sólo quería caer aquí para pasar la noche. Pensé que estabas en lo de Junmyeon.

Jongin cerró la puerta, tomó a Soo por el brazo y lo condujo hacia el sofá. Lo obligó a sentarse antes de ir a buscar unas cuantas botellitas de whisky. Las abrió, ofreciendo en silencio una a Soo, y se sentó junto a él.

–¿Quieres hablar de ello?

Soo negó con la cabeza y tomó un gran trago de su botella.

Una hora más tarde, Kyungsoo estaba apoyado pesadamente contra Jongin, una mejilla presionada en su hombro, su botella flojamente agarrada con la mano que no tenía un agarre de muerte en la camisa de Jongin.

–Realmente me gustaba –murmuró Soo, arrastrando las palabras–. Me gustaba, Jongin.

Jongin se mordió el interior de la mejilla para aguantarse de decir "te lo dije". Eso no era lo que Soo necesitaba ahora.

–Quiero decir –murmuró Soo–, no lo amo, pero pensé que podría, algún día, ¿sabes?

–Lo sé –Jongin dijo con dulzura, pasando los dedos por el cabello de Soo, masajeándole el cuero cabelludo.

Soo hizo un ruidito, apoyándose en la caricia.

–Odiaba que yo estuviera en el armario. Que no pudiera presentarlos. A papá y a él. Le dije que no estaba preparado, y me dijo... me dijo que tan sólo no lo amaba... y que debía decirle a papá o terminaríamos. Yo sólo... no pude. Papá estaría... estaría decepcionado. Más decepcionado conmigo de lo que ya está.

Jongin quería golpear a Leo hasta volverlo puré. Y a Do Yunho después.

–Tu padre te ama –dijo Jongin. Sabía que era verdad. Pese a todos los defectos de Yunho, él amaba a su único hijo, a su manera.

–Eso no quiere decir que no esté decepcionado –Soo murmuró apenas audiblemente, sus palabras amortiguadas por la camisa de Jongin–. No soy nada parecido a él. No soy inteligente y de pensar en frío. No soy muy bueno en los negocios. Si no tuviera los ojos Do, creería que me cambiaron al nacer –se rio–. Pese a que no significa demasiado. Sehun tiene los ojos Do y él no es un Do –se rio de nuevo–. De hecho, Sehun hubiera sido un mucho mejor Do que yo. Es inteligente y perspicaz con sus inversiones... Junmyeon me contó eso. Papá lo habría aprobado.

Jongin tomó la barbilla de Soo y levantó su cara. El aspecto de "miseria absoluta" en la mirada aguamarina de Soo, le retorcía las entrañas formando un apretado nudo de enojo.

ConfusedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora