CAPÍTULO 1

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Tatuaje con sabor a lima en la nuca mientras me dice:

"Me vas a dar un bebé".

El metal de sus ojos hace clic, una película blanca pegajosa sobre orbes negros, viejos ojos de perro, su sonrisa es un racimo de espinas moradas envenenadas. Y brazos delgados como langostas; cuando me saca de mi casa, mi ataúd/cajón en el costado de un edificio acariciado por el cielo, un útero rojo donde he vivido sueños semiconscientes de múltiples vidas durante los últimos seis años, siendo alimentado a través de tubos carnosos controlados por trabajadoras en su interior.

La mujer gomosa me ata a las cadenas y me saca del páramo húmedo de la ciudad, las manos alrededor de la cadera arenosa, mi cuerpo diminuto dominado.

"Eres mucho más delgado que los demás", me dice la mujer, con una voz de rueda chirriante.

"Me gustan débiles y más femeninas como tú".

No soy del todo femenina, discuto con mis cejas.

Una risita áspera, "Me encantan los juguetes femeninos para follar".

Vello púbico de alambre de púas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora