CAPÍTULO 19

20 2 0
                                    

Celsia baila desnuda con Dios cuando todos los demás duermen. A veces escucho ruidos en mi habitación, salgo y la veo en la sala de estar.

            Ella le ruega que deje el Cielo y baje a la Tierra para estar con ella. Se moja la entrepierna y gime entre oraciones hasta que Dios no tiene más remedio que bajar y bailar con ella.

            Él no la folla, porque eso sería incesto. Celsia, como todos los niños nacidos naturalmente, es una hija de Dios. Pero siendo extrañamente atraído por la apariencia enfermiza y violentamente seductora de Celsia, Dios baja a bailar con ella todas las noches cuando nadie más está mirando.

            Él a veces le tararea, presionando Su pecho quemado por el sol contra montículos blancos tatuados, y Celsia lo cortaba con sus uñas ganchudas, clavándose en su espalda como tierra: la medida de cuánto se clava en la carne de uno es la medida de cuánto ama a ese alguien, o cuánto quiere follárselo.

            A veces me ve mirando y me llama a bailar con ellos. Es posible que los dioses no puedan follar a sus hijos, pero es perfectamente legal y natural follar las creaciones de sus hijos. Así que Celsia me ata desde el techo de su sala y mira sonriendo mientras Dios lame el espacio entre mis tetas.

            Trato de no mirarlo a los ojos cuando entra en mí, se clava en mi coño. El poder tan fuerte en mi interior que hace daño a mis ojos negros. Miro más allá de su hombro, viendo a Celsia mirarme mientras se masturba con herramientas largas y puntiagudas. Y cuando Dios entra dentro de mí, hace que todo mi cuerpo se estremezca como un volcán. Pero Él no me da un orgasmo. Tiene que volver al coño con Su lengua y frotarlo por todas partes, sintiéndose castrado por no haber logrado llevar a Su oponente sexual al clímax, esa larga barba blanca frotándose contra mi culo, una mano gigante tocando una polla y un pecho.

            Se tarda tanto. 

            Celsia es mucho mejor dándome sexo.

            La amo mucho más que a Dios. 

Vello púbico de alambre de púas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora