CAPÍTULO 22

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No me gusta el bebé. Simplemente se sienta allí y acumula manchas de grasa, hace un hogar para los insectos hambrientos que quieren hacer un túnel a través de sus extremidades. Toda la carne sana fue arrancada de mi cuerpo para alimentar este saco de carne jiggle, tal desperdicio de mí mismo. Sufro por las noches a causa de mi sacrificio a este niño y no me lo agradece nunca. Ni siquiera tiene la decencia de dejar de ser tan deforme y feo, ni deja nunca de quejarse de su aspecto repulsivo.

Es como la grasa hinchada de un cerdo ahogado con ojos, manos, un pie y una boca negra empapada cubierta de pelo. Y nunca quiere jugar a la tarántula negra o detectar zombis en el jardín. Solo se queja y se queja, a veces se duerme o le chupa las tetas a Celsia, lo que muchas veces me da celos.

¿Por qué Celsia compró mi cuerpo para hacer niños si este es el tipo de producto que traeríamos al mundo? ¿Cómo puede esperar ser amado por alguien, incluso por sus padres, cuando se ve tan feo? Si todos los bebés nacieran de esta manera, ninguna infancia saldría bien, ni ninguna edad adulta.

El mundo sería todo enfermedad.

Estoy hecho de enfermedad.


Vello púbico de alambre de púas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora