CAPÍTULO 4

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Supongo que el tiempo se ha detenido.

            Dado que ya no existe el sol o la tierra, no tenemos idea de cómo calcular el tiempo, ni un uso real para los relojes. Y parece llevar tanto tiempo ir de un lado a otro de la fortaleza. Los violadores me tiran al suelo y me follan cada vez que tienen la oportunidad. No la encuentro por quizás un día, una semana. Ella está en el lado emplumado de la fortaleza donde cuelgan todas las mantas largas, todos los violadores que infectan esta área están demasiado exhaustos para violar, tirados en el suelo con gemidos y gritos chisporroteantes.

            Encuentro a Celsia justo en el centro de los violadores medio aturdidos. Le faltan los brazos y las piernas. Y mirando a su alrededor, muchos de los violadores holgazanes tampoco tienen extremidades, brazos y piernas esparcidos por la tenue luz de la serpiente voladora. 

            ¿Lo que ha sucedido? Le pregunto.

            Su voz torcida y distante, la cara moviéndose en mi dirección, la cabeza balanceándose sobre su cuello para hablarme, tomé la mitad.

            "El halfroff", explica Celsia, "es un veneno de transmisión sexual. Los que lo infligen se desmoronan miembro a miembro. Es fatal una vez que la cabeza se cae del cuello".

            Mi mirada confundida no se cae de mi rostro.

            "Quiero que se mueran todos", me dice Celsia.

            Mi rostro se inclinó hacia ella, inclinándome sobre su coño para calentar mi mejilla.

            "Y quiero que los mates, te daré el veneno y actuarás como portador, no te inclinará tan rápido porque no eres natural, los destrozarás, les arrancarás los brazos y las piernas. Fóllalos para mostrarles que soy más fuerte que ellos. Soy tan fuerte".

           

Vello púbico de alambre de púas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora