38. Bomba

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Tras la firma de discos, las ganas de volver a subirse a un escenario son tan grandes que hasta el viaje en caravana les sabe a gloria. Roi, al volante, canturrea despreocupado la canción que se cuela por la radio. Adán, Nerea y Ariel comentan entre risas varios tweets sobre la firma, intercalando anécdotas entre cada foto con un fan y cada dedicatoria subida a la red.

Agoney y Raoul, por su parte, tienen otros planes.

—Buenas —saluda el canario canturreando.

—Me dais un miedo cuando venís así... —suspira resignado Luis, quitándose los cascos al saber que no tiene escapatoria.

—Solo nos preocupamos por ti, Ceporrillo —pone un puchero el catalán, tomando asiento al otro lado.

—Estoy bien, gracias.

—¿Por qué eres tan duro con Ricky? —Cuestiona sin andarse con rodeos el insular—. Lo que hizo en la firma fue preciosísimo y casi le escupes en un ojo.

—Se lo agradecí —trata de defenderse el bajista.

—Después de preguntarle ochenta veces que qué cojones hacía ahí —añade Raoul ganándose un asentimiento de cabeza por parte de su chico.

—Porque se la jugó muchísimo —asegura el mayor—. Imagínate que alguien lo llega a ver y le reconoce. Aitana es súper famosa, fijo que tiene fans que conocen a su mánager.

—Bueno, puede haber venido a vernos como los teloneros de su representada —se encoge de hombros Agoney—. No había nadie en la sala cuando le firmamos el disco.

—Simplemente da igual —niega con la cabeza el gallego, levantándose del asiento para huir—. Dejadme a mí llevar la situación como quiera.

El bajista baraja los posibles escondites de los que dispone en una caravana, en marcha, donde conviven ocho personas. Muy a su pesar, termina inclinándose por el servicio. Aunque no sea su lugar favorito del mundo, al menos le sirve para deshacerse momentáneamente de Raoul y Agoney.

No obstante, no se lo piensan poner tan fácil.

—Déjate querer, Luis —pide Raoul con un susurro en el que el bajista distingue un tinte de culpabilidad.

—Da miedo la situación en la que estás, pero creo que si alguien de aquí te puede entender somos nosotros dos —añade el batería segundos después.

Y esa afirmación hace que hierva la sangre del mayor.

—¿Qué si alguien me entiende sois vosotros? —Ríe de forma irónica—. No tenéis ni puta idea de cómo se siente ser yo y nunca lo vais a saber.

—Oye, no vayas por ahí que solo queremos ayudar.

—Sí, no seas tan injusto.

—Injustos sois vosotros conmigo afirmando semejante mierda —estalla el bajista—. No tenéis ni puñetera idea de lo que se siente. Porque tú te enamoras de Raoul y Raoul se enamora de ti. Y tú te enamoras de Agoney y Agoney se enamora de ti. ¿Y yo qué? A mí nunca me ha querido nadie.

—Ricky te quiere, es más, me atrevería a decir que está bastante enamorado —asegura el guitarrista.

—¿Por qué iba a estarlo? No soy el tipo de persona que gusta de forma romántica a la gente, ¿por qué iba a gustarle a él?

—Pues te podría dar una lista interminable de razones, pero creo que esto mejor lo hablas con él —le sonríe tierno el canario, queriendo calmar al contrario con su gesto.

—Pero es que no tiene ningún tipo de sentido, Ago —niega repetidas veces con la cabeza el gallego—. Tú buscas en Google la idealización del hombre y te sale su foto. Alto, guapo, ojos azules y encima es un amor de chico.

LAGUNA AZUL (Ragoney)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora