LAGUNA AZUL (Ragoney)

40. Fender Squier

Buenaaaas solo vengo a informar de que al final del capítulo he puesto una canción que me gusta mucho pero he tenido que cambiarle la letra para que se adapte mejor a esta gente 😅

Desde el lateral derecho del escenario, tapado por uno de los telones que cae desde arriba, Agoney observa como Aitana y su novio interpretan a dúo uno de los últimos éxitos de la catalana. Desde luego, la sugerencia de la del flequillo para cantar con Raoul fue todo un acierto a ojos del tinerfeño, pues ambas voces contrapuestas quedan más que bien. Además, el hecho de que sea el guitarrista quien cante con ella ha supuesto un pequeño lavado de cara al chico y su apoyo por redes ha crecido de forma considerable desde que él y Aitana comparten escenario.

Agoney no puede estar más orgulloso de esos dos.

—Se te cae la baba, rey —lo vacila Ariel llegando a su altura para posteriormente pasarle un pañuelo.

—A ti la gracia y no me ves quejándome —responde algo avergonzado al verse descubierto a la par que arruga el papel en una bola y se la tira a su amiga.

—¿A caso tienes doce años? —Rompe a reír la pelirroja—. Menuda mierda de respuesta.

—Dijo la persona que ha venido a reírse de mí por mirar encoñado a mi novio...

—Touché —se encoje de hombros.

Sin decir ni una palabra más, la guitarrista se une al batería para observar lo que ocurre sobre el escenario. Los dos artistas bailan al ritmo de la música mientras cantan ese trabalenguas hecho canción.

"Son las seis de la mañana y me da igual
Voy a salir a la calle
Voy a ponerme a gritar
Voy a gritar que te quiero
Que te quiero de verdad
Con esa sonrisa puesta"

La gemela se recuesta sobre su amigo antes de hablar.

—Joder, lo hacen muy bien.

—Tenemos a Raoul muy desperdiciado en la guitarra —anota con una mueca el insular.

—Tú también cantas muy bien —opina la chica sin perderse detalle de la actuación.

—No como él.

—Los dos tenéis vuestro estilo —insiste Ariel, esta vez sí, clavando la mirada en Agoney—. ¿Nunca has pensado en cantar?

—¿Quién iba a llevar el peso del ritmo en este grupo sin mí? —Alza una ceja soberbio el tinerfeño.

—Voy en serio.

—La verdad es que no —responde finalmente el mayor—. Siempre he preferido dar porrazos que notas.

—¿Y Ra?

—Cada uno tiene su rol en el grupo, Ari, no te preocupes por nosotros.

—Pero no tenemos por qué estancarnos en los roles —frunce el ceño la chica mostrando su disconformidad—. Roi también toca la guitarra. Si en algún momento Raoul compone una canción que quiera cantar, podría hablarse y llegar a un acuerdo. Si a ti te apetece cantar una canción tuya, deberías poder hacerlo.

Las palabras de su amiga perforan hasta lo más profundo de su ser. 

No es que tuviera pensado presentársela a la banda, tal vez ni siquiera se la hubiera mostrado a su chico, pero sí que hay una canción que empieza a picarle bajo la piel. Se aleja bastante del estilo del grupo y, por eso mismo, desechó enseguida la idea de enseñársela a los demás como posible tema en un futuro. Pero es importante para él, es parte de su vida, de su historia. Y, como músico, tampoco pueden pedirle que se corte las alas y que esconda la forma más fácil que tiene de hacer saber lo que siente.