» Capítulo 17.

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Jean se mantuvo firme en no permitirle la entrada al Damon a su casa, por lo tanto, él se marchó. Dándole la vía fácil para que ella buscara al otro hermano y así, conseguir respuestas.

Dispuesta a salir de su hogar, con intensión de ir a casa de Stefan, Jean bajó al primer piso, su mano tomó el picaporte de la puerta principal y antes de que pudiera abrirla, unos golpes fueron dados en ella.

Jean miró por el lente de su puerta y notó a Stefan ahí, en su pórtico, su semblante se mostró sorprendido, no esperaba que el chico de cabellos dorados la visitara en su hogar.

La castaña le abrió la puerta.

— ¿Qué haces aquí? — preguntó ella y el ojiverde se encogió de hombros.

— Supuse que tienes muchas dudas y tal vez quieras que alguien las aclare. Total, hemos hecho una especie de tregua entre nosotros ¿no es así?

Stefan le regaló su más hermosa sonrisa, con finalidad de darle un aire de confianza a la chica. Jean le analizó con la mirada unos instantes y se hizo a un lado, como si le dejara el camino libre para que pudiera pasar; sin embargo, Stefan permaneció inmóvil.

Jean le miró curiosa, esperando a que él entrara pero la quietud del chico le hizo confirmar sus sospechas previas. Ella se permitió sonreír, a lo que Stefan frunció el entrecejo.

La chica volvió a ponerse frente a Stefan, achicó los ojos, dando una mirada curiosa nuevamente, él solo torció los labios mostrándose algo divertido, pues comenzaba a entender lo que ella está haciendo.

— Primera pregunta. ¿Qué es eso de la invitación? — Jean cruzó sus brazos sobre su pecho — Ustedes... Los de su especie ¿No pueden pasar a una casa a menos que alguien les invite?

Los labios torcidos de Stefan cambiaron a una ligera sonrisa.

— ¿Cómo lo supiste?

— Lo deduje gracias a Damon — comentó ella, encogiéndose de hombros, el vampiro rodó los los ojos —. Estuvo aquí antes que tú, hizo un berrinche por eso.

La sonrisa de Stefan se amplió.

— Los vampiros necesitamos la invitación del humano dueño de la casa para poder ingresar a ella. Es una especie de regla que se tiene.

«Vale, ya lo ha confirmado, vampiros» pensó Brooks, luego analizó el resto de las palabras. Jean frunció el entrecejo y bajó las manos a sus costados.

— Humano. Mencionaste el término humano. Eso quiere decir que solo aplica para esa especie.

— Es lo que dije — Jean detectó un tono burlesco en la voz de Stefan.

— Me refiero a que, si la casa es de un vampiro, otro vampiro puede entrar sin problema alguno ¿no?

— Sí.

Ella le miró con reproche.

— Entonces debieron dejarme aquí desde el inicio, así nos ahorrábamos la invitación de esa tal Katherine.

El semblante molesto de Jean causó que Stefan torciera los labios, de nuevo.

— No sabíamos que iría a nuestra casa.

— Sí, como sea. Ya sucedió, no es como que puedan retroceder en el tiempo — Stefan arqueó una ceja y Jean le miró incrédula —. Espera, no pueden ¿o sí?

La pregunta le resultó una completa estupidez a la chica, pero aún así, se había atrevido a hacerla.

El castaño soltó una ligera risa y negó con la cabeza. Jean bufó, pues la respuesta era más que obvia. Se dio media vuelta y avanzó en dirección a la sala.

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