Como las negociaciones eran largas y difíciles, los hombres de armas que esperaban, comenzaron a impacientarse.
Este motivo, y la dificultad de abastecer la despensa para tanta gente, dieron paso a una actividad entretenida.
Habría que formas un equipo de seis personas, dos de cada confesión, para que unos con otros velaran por la paz de todos.
Cada equipo nombro un representante y este debía de meter la mano en una caja de madera y sacar un trozo de papiro, en el cual, estaba inscrito una misión.
Desde cazar faisanes, recolectar frutas, pescar salmones, conseguir dulces, leche, panes o cervezas.
Por supuesto no era tan fácil como llegar y cazar o comprar.
Tenían que sustraerlo en las propiedades de las mismas ordenes que estaban allí reunidas, por lo que los soldados que atesoraban y guardaban en casa esos víveres, no les facilitarían el trabajo ya que habían sido avisados de antemano.
En su caso tenían que ir a un castillo pagano a conseguir algunos barriles de cerveza, sin hacer ascos a alguno de vino.
Era un problema, ya que un barril no puede ponerse debajo del brazo y salir a la carrera.
Por fin decidieron que tenían que solucionar la movilidad, así que dilucidaron que o bien entraban, movían el contenido de los barriles a pellejos manejables y cargaban estos en un carromato, o bien hacían un traspaso de los barriles de fuera a los barriles de dentro.
Se pasaron mucho tiempo adecuando cañas huecas que cortaron al lado del rio hasta conseguir la largura necesaria. Después con la nocturnidad, dos de ellos treparon el muro, mientras los otros cuatro, esperaban fuera, hasta recibir la señal. Les hicieron llegar las cañas y poco a poco, la bebida fue pasando desde dentro a fuera.
Llegada la hora, las cañas fueron recogidas y escondidas por si tenían que volver en unos días.
Sus cuatro compañeros, salieron antes manejando el carromato y haciendo de escolta para evitar sorpresas.
Nirak y Razuv, se quedaron rezagados borrando las marcas que el carromato dejaba en el terreno.
Estando casi por llegar a terreno neutral, sintieron el vocerío de los guardias del castillo asaltado en plena persecución, pero ya los tenían tan encima que salir huyendo solo les confirmaría su culpabilidad.
Razuv actuó por instinto. Desmonto y ayudo a Nirak a hacer lo propio, llevo a los caballos tras unos matorrales, les hizo tumbarse y ato sus patas con la propia correa para evitar que se pusieran de pie.
Arrincono a Nirak contra la corteza de un grueso pino, que los haría pasar desapercibidos y el, la protegió con su cuerpo.
Oían a los otros hombre pasar cerca, protestando en voz alta por no encontrarlos, cuando al mirar el rostro femenino, noto que tenía los ojos demasiado abiertos, así que despacio intento separarse de ella, pero ella arrugo sus manos en su pecho formando puños al tiempo que negaba casi de forma imperceptible. Nirak miro hacia abajo y el siguió la dirección de sus ojos, solo para encontrarse con un buen ejemplar de culebra paseando entre los pies femenino.
El levanto la cabeza, negando despacio, mientras sentía que ella vibraba. El pánico que la causaba dicho animal, era superior al de verse descubierta y pronto saldría un grito aterrador desde su pecho.
No supo que hacer, así que solo reacciono.
Se abalanzó sobre ella, tomándola la boca.
Al principio solo quería ser la mordaza que acallara el sonido, pero al sentir que no era rechazado, el beso casual, se convirtió en algo delicioso.