Cansado, polvoriento y renacido, volvía a casa años después.
Las batallas de las cruzadas cristianas, le habían llevado lejos de su hogar.
Del único lugar que sentía su verdadera tierra. Su verdadero sitio.
Allí, junto a su amada esposa, que él esperaba que se tirara en sus brazos al verle, aunque para eso, tendría que volver a ser el mismo.Y no se refería a sus ropajes - empobrecidos y raídos - , ni si quiera a su aspecto - famélico por tanta hambre pasada, por tanto tiempo sin dormir en colchón y por tantas heridas recibidas- .
Tampoco a su cambio de confesión - la cual, después de derramar tanta sangre, ajena y propia, había sucumbido, haciéndole un pagano más, de esos que tantos había y ahora entendía porque-.
No se refería a nada de eso. Mas bien era que necesitaba una cierta paz interior para afrontar a su amor.
Aunque todo eso se le vino abajo cuando la vio.
Pudo darse cuenta de que ella tampoco seguía confesando su antigua fe. -Hurra... pensó- al menos ya tengo un escalón superado.
Ahora solo falta el volver a presentarme como un hombre ante ella, por lo que acudió a la posada, se baño con el agua tan caliente que parecía que quería arrancarse la piel, pero es que no debía quedar partícula de mugre. Se corto el cabello y las barbas y se volvió a sentir humano al vestirse correctamente.
Compró unos buenos chocolates y se dirigió hacia ella como un semental en celo.
*-Hola Burbu. He regresado - Adelantó la mano ofreciéndole los chocolates-
Ella los cogió, le miró de arriba abajo, sonrió por un segundo y a continuación, le estampó la caja de chocolates en forma de bofetada, para salir escopeteada en dirección contraria a él. En una magnifica retirada, digna de ella y de su movimiento de trasero.....
La bruja se carcajeaba de verle totalmente descolocado.**- Vas a tener que volver a conquistarla....