La Niña Del Mafioso «Min Yoon Gi»

Capítulo 38

Jin se encontraba preparando unas deliciosas galletas en el horno de la residencia Min, su niña estaba sentada en la mesada balanceado sus pies pensativa.

Después del desayuno, el chico Rubio le había pedido que se quedará de catadora, unas copas de vino y unos acomplantes para el mismo en la mesa.

En poco tendrían una fiesta, una costumbre de ellos de festejarse ciertos años de convivencia, ahora Jin se había ofrecido a hacer el postre y el vino acompañante.

Probaria y calificaría todos los postres que el mayor hiciera.

- Jin, puedo preguntarle algo.

El otro paro sus movimientos y se giro, dejando ver el adorable mandil rosa con estampados de ositos.

- Si cariño, ¿Qué es?

-Mmm... ¿Cuánta probabilidad hay de que entren a esta casa?

- ¿Cómo?

-Ya sabes personas ajenas a ustedes?

- Mmm... Pues, bueno... Eso dependería.

- ¿De qué?

- De que personas.

- ¿Ajenos?

-Eso sería imposible, no se si te has dado cuenta pequeña, pero la mansión de YoonGi es una fortaleza. Es impenetrable, al menos para sus enemigos.

Se acercó a ella tomándole la mejilla lastimada con cuidado.

-Si te preocupada aún lo de hace unos meses con ese bastardo, tranquila no te pasará nada, YoonGi no lo permitiría, primero muerto a permitir que te pase algo.

Se acercó de nuevo al horno después de que este pito por que el tiempo estaba completo.

- ¿Así que la única manera en la que puedan acercarse sería atraves de un traidor?

-Mmm... - La miro de nuevo dudoso. - ¿Por qué preguntas eso?

-Por curiosidad, después de todo lo que a pasado mi mente me juega muy chueco.

Se encogió de hombros apenada.

-¡No!.

Se levantó asustada de la cama, quedando sentada en esta.

Se quito el cabello con las manos, estaba un poco sudada.

Colocó las manos en sus rodillas que estaban inclinadas, se tapo un poco con algo de impaciencia.

Estaba molesta, había pasado mucho tiempo desde la última vez que tuvó una pesadilla.

En cuanto se destapó la cara la obscuridad la abrazo.

Entonces el sonido de la puerta corrediza de su balcón la despertó por completo.

-Esto no puede estas pasando.

Susurro para ella, muy bajo para ser entendible.

No volteo, mirando un punto muerto.

Estaba asustada.

Los pasos resonaron en su solitaria habitación, paso saliva lentamente, como si el sonido de esta se escuchará en alta voz.

No se movió ni un centímetro, como ese juego de niño, cuando nuestros padres nos asustan con ese juego de coco, si no te mueves el no te verá y se irá.

Pero definitivamente ese juego de ñiños no funcionaba para la realidad.

- ¿Por qué tan asustada?