3:33 a.m.

♤

El castaño mordió su labio nervioso, los chicos le habian dicho que esperara a Ivan afuera de la casa y ahí estaba, muriendo de nervios ante la idea de salir con su amigo.

—Lamento la tardanza—Dijo el pelinegro desde el interior del auto.

—Entiendo, no pasa nada—Le sonrio

Ivan bajo con calma del auto para ayudar a su pequeño invitado a abrir la puerta, se gano un sonrojo violento como respuesta por haber colocado el brazo en la espalda del castaño como apoyo.

—¿Que tal el viaje?

—¿Cual viaje?

—A Calpe, ¿Con tu familia? Llegaste hoy.

Boggi cerró los ojos sintiéndose un idiota, claro ese viaje.

—Estuvo cool—Metió las manos en los bolsillos de su chaqueta en busca de calor.

Ivan lo noto así que coloco la calefacción del auto.

—Gracias—Sonrió.—Luego de que se fueran mis primos llegaron y estuvieron con nosotros unos días, fuimos a la fiesta de uno de sus amigos, fue divertido pero un chico terminó en el interior de la piscina con la piel azul y vistiendo un tutu verde.

Se soltó a narrar su historia, se había convencido de que no tenia sentido sentirse nervioso o no mientras su compañía fuera el pelinegro.

—¿Que?—Ivan solo una carcajada

—Oh no es todo—El flacucho se acomodo en su asiento—Una chica, se veía de unos 15 años, terminó arriba del tejado gritando a media fiesta "¡Los Angeles de Charlie ya vienen!"

El pelinegro rió ante la imitación del pequeño.

—¿Que hacia una menor ahí?

—No lo se, pero no era la unica—Bogdan nego—Un señor de cabello largo llevo una máquina para hacer tatuajes, ¡No cobro nada!

—No me digas que tu....

Boggi sonrio travieso, retiro el guante de lana que mantenia en la mano derecha mostrandole el pequeño corazón que tenía en su dedo.

—¿No crees que quedó muy bien?

—He visto mejores—Lo molesto.

—Claro también yo, pero le da puntos saber que el señor estaba a punto de caerse de lo ebrio que estaba.—Rió recordando la situación.

Ivan negó sonriendo.

—¿Puedo verlo mejor?—Se detuvo en un alto.

—Si, mira...—Extendió la mano hasta estar prácticamente a centímetros del rostro de Ivan—Le hizo detalles de fue...go.

El mayor entrelazo sus manos, luego las llevo hasta el volante sin separarlas, sonrio satisfecho por el sonrojo de Boggi.

—¿Estas seguro que eran amigos de tu primo? Parecen más miembros de un tutelar de menores.

—Claro, eso dijo el.—Dijo distraído.

Ambos se vieron unos segundos y después comenzaron a reír, no sabían de qué se reían pero lo hacían, tal vez solo era consecuencia de lo felices que se sentían estando con él otro. El resto del viaje transcurrió en un cómodo silencio, simplemente disfrutaban de la presencia entre ambos.

[...]

Boggi sonrio cual niño pequeño al ver la cantidad de luces de colores que se reflejaban ante sus ojos, amaba la feria.

—¿Quieres subir a alguno?

—¡Claro!—Dio saltitos.

—Vamos.

Asintió comenzando a caminar aún con su mano entrelazada con la del mayor. Su atención se centro en un gran cartel enfrente de ellos, volteo a ver a Ivan suplicante.

—¿Podemos?

—Subamos a algunos juegos y después vamos al show de luces, ¿Bien?

—¡Si, claro que si!—Abrazo a Ivan.

El pelinegro disfruto de la calida sensación apretujando al pequeño contra el.

—¿A cual quieres ir primero?

—Al puesto de hamburguesas.

Ivan sonrió enternecido, sabía lo mucho que le gustaba al pequeño ir a las ferias así que cuando se entero que había una en la ciudad había decidido que sería un buen lugar para su primera cita.

Ambos caminaron emocionados hasta el puesto, amaban las hamburguesas.

Boggi sonrio agradecido cuando Ivan lo dejo en su mesa y fue a ordenar por los dos. Su teléfono vibró desde el interior de su chaqueta, dio una última mirada a su chico notando que veía su teléfono mientras hacía fila y contestó.

Anónimo. :)

Holaaaa.
¿Vas a actualizar? Extraño
la historia.  :(

Si, tal vez lo haga hoy

Siii. :3
Ahora dime, ¿Como
has estado?

Genial.
¿Recuerdas la persona
que te conte me gustaba? :D

Ammm....
¡Ah claro! Tu amigo
¿Verdad? :p

Si, el.

Claro, ¿Que paso con
el?

¡Estamos teniendo una cita!
¿No es lindo?

Ivan dejo de leer en seco, volteo a ver al castaño quien escribía tranquilo en su teléfono, por la poca luz que había en el lugar donde estaba su mesa había notado que una pequeña luz naranja reflejaba contra Boggi.

Y entonces lo supo, como si algo hubiera echo click recordó todas las veces en las que los relatos de aquel anónimo habían sido parecidos a los que el vivía con el pequeño, no eran parecidos, eran los mismos.