|| 𝖲𝗈𝗎𝗅𝗆𝖺𝗍𝖾 : ᒪITᑕKO ||

꧁ Cᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ Vᴇɪɴᴛɪᴏᴄʜᴏ ꧂

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Mauro se despertaba con Matías desnudo encima de su cuerpo.

Algo que le hizo sonreír enormemente, ya que los recuerdos de la noche de ayer, no tardaron en llegar a su mente.

Sintiéndose demasiado bien por haberse entregado completamente a Vinscontti, y que este le hubiera pedido hacerse con su cuerpo al lado de tanta pasión y amor al mismo tiempo.

Y para no despertar al bello ángel que tenía encima, solo se le quedó mirando por un largo rato, pasando sus manos de una manera bastante suave por las caderas del otro. Consiguiendo que al final este se despertará un poco desorientado, pero al ver cómo estaba Monzón y el mismo, supuso que por fin lo habían hecho.

Y no se sentía para nada mal o asustado, así que todo tuvo que haber sido simplemente maravilloso e increíble para que reaccionara de esa manera.

— Buenos días, rey de reyes. — Mauro saluda animadamente al contrario, quien en vez de responderle con palabras, se acerca a sus labios para poder darle un casto y extenso beso.

Dejando escapar más de algún gemido y jadeo, estremeciendo todo el sistema del ojiverde. Quien no dudó en apretar el culo del morocho, sacándole más de un sobresalto que lo hizo jadear más que antes.

— Tranquilo mi vida, tranquilo. — Mauro le pide al contrario, separándose suavemente del mayor. El cual lo ve con mucho deseo, lujuria y unas enormes ganas de hacerlo de nuevo. — Lo de anoche te gustó, ¿Verdad? — pregunto dejando suaves caricias por las mejillas ajenas, obteniendo un suave «Si» como una respuesta a su duda.

— Fue el mejor sexo que pude haber tenido en toda mi jodida vida. — Matías declara con sinceridad, demasiado para el punto de Mauro. Quien forma una ligera mueca en sus labios, para después abrazarlo con mucha fuerza.

— Jamás voy a dejar que te pase lo mismo de antes, primero muerto a que alguien vuelva a abusar de vos. — Monzón afirma seriamente y lleno de convicción.

A lo que Matías solo le devuelve el abrazo con la misma intensidad, mientras cerraba los ojos y se dejaba llevar por la situación. Pasando con aquel, en esa misma posición por unos cuantos minutos más, para después volver a besarse como antes.

Pero en esta ocasión sus manos tomaron un gran protagonismo, porque mientras se comían la boca mutuamente, sus manos corrieron cada uno de sus físicos, aumentando en sobremanera todo lo que estaban sintiendo.

Y lo que iban a sentir, ya que Matías bajó hasta la entrepierna de Mauro, para empezar a chuparle la pija con demasiado deleite, como si fuera un sabroso chupetín de su sabor favorito.

Masturbando y tocando con su mano lo que no podía meter a su boca, porque Monzón no le estaba obligando a que lo hiciera, y él tampoco quería llegar a ahogarse con el miembro del otro.

No por el momento, obviamente, ya después podría tragárselo entero si es que así lo deseaba.

Pero iban por pasos ligeramente pequeños y no era del todo necesario que explotará su sexualidad y sus gustos en la cama en una sola ocasión.

— ¡Mhg! — Mauro exclamó agitado, poniendo los ojos en blanco y sintiéndose demasiado bien con la mamada que Matías le estaba dando. — Amor. — lo llamó con la voz gruesa, haciendo que el otro aumentará considerablemente el ritmo de sus labios y de su mano, masturbándose así mismo con la mano que aún tenía libre. — Lo estás haciendo excelente, eres simplemente maravilloso. — confiesa, pareciendo que estaría a nada en irse en placer y tomar nuevamente a Matías.