"Amar es complicado, pero lo es más cuando el corazón de uno de los involucrados, se encuentra demasiado lastimado y no está dispuesto a sanar para empezar desde cero"
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Mauro terminaba de acomodar a un letárgico Matias, al cual había dejado cubierto entre varias sábanas, junto con algunas almohadas que había colocado a su alrededor, como hacían con los bebés para que no se movieran mientras dormían.
La respiración del morocho era suave, aunque se también se podía sentir un tanto pesada, como si ni al dormir, fuera capaz de recuperar todas las energías que terminó perdiendo, ante tantas emociones fuertes que lo acosaron hasta el cansancio.
Emociones que experimentó en una misma ocasión.
Ya que no todos los días te enterabas que tu medio hermano, era uno de los mejores amigos de tu pareja. Y que este tenía en su poder, las únicas cosas que podrías considerar propiamente tuyas, pero que te terminaron quitando de tus manos al lado de tu dignidad y libertad.
Y eso de por si, daba suficientes motivos como para terminar perdiendo la cabeza, sin dudarlo al menos. Cosa que le hubiera pasado a Matias, si nunca hubiese conocido a Mauro y esa hermosa seguridad que solo este le daba.
Así que Monzón tenía mucho que ver para que Vinscontti no terminará más jodido de lo que ya se encontraba. Y aquel agradecía de todo corazón tanto amor y protección.
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— Mmm Mauro... — Matías llamó entre sus sueños al ojiverde, quien estaba a punto de salir de la habitación, pero al escucharlo hablar se detiene. — Mauro... Mauro... Mauro... — repitió de nuevo, pero sin llegar abrir los ojos, obteniendo ligeras caricias por parte del contrario.
— Aquí estoy bebé. — Mauro murmuró, dándole un beso al mayor en la frente, mientras le acariciaba el rostro. — Aquí estoy, así que no voy a dejar que nadie te lastime de nuevo. — afirmó, tomándose su tiempo para abandonar la habitación e irse a la sala.
No sin antes mandarle un mensaje a Juan, su representante, para informarle que necesitaba de su ayuda. Porque ahora más que nunca, requería del todo apoyó posible del mundo para salir adelante de esta rara situación.
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-Che, Juan, ¿Sale ayudarme con Matías?
-Porque la situación se hizo mucho más grande y sería, y definitivamente siento que no voy a poder por más tiempo solo
-Hola
-Y si dale, solo decime lo que necesitas y te ayudo de una
