꧁ Cᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ Qᴜɪɴᴄᴇ ꧂

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El viaje hacia la casa de la joven pareja Pacheco Tobar, fue extremadamente rápido, teniendo en consideración que la casa de aquellos dos, quedaba algo alejada del hogar de Monzón. Quien manejó rápidamente por las calles, aunque manteniendo cierto cuidado, porque no estaba solo y no quería producir algún accidente fatal.

Mientras que Matías solo podía pensar en las miles de posibilidades en las que aquel "Mauro", había hecho para lastimar tanto a Paulo. No queriendo pensar, que lo había forzado como lo hicieron con el para que mantuviera relaciones sexuales con desconocidos.

Pero todas sus dudas serían resueltas, cuando viera por fin al rubio, y se diera cuenta de lo que realmente había pasado, junto con el peliblanco.

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Mauro jamás había conducido tan rápido en toda su vida, y tampoco había tocado la puerta de una casa con mucha insistencia hasta que alguien le fuera a abrir, ni mucho menos había sentido como su corazón latía tan acelerado como ahora mismo.

— Dios, al fin... — Monzón habla, al ver cómo Pacheco le abría la puerta. A lo que él entra antes de ser invitado, junto con Vinscontti. — ¿Cómo está? — consulta con preocupación.

— Peor que antes. — Tiago responde entre asustado y preocupado por lo que sucedía. — Thomas dice está a punto de entrar a su Subdrop y sabes que eso no es bueno, no si Mauro no está para calmarlo. — comunica.

Haciendo mención de ese estado cuando los Sub's se encontraban sumamente asustados y estresados. Teniendo la fuerte y gran necesidad de ser cuidados y protegidos por su Dom, hasta que todos esos malestares desaparecieran.

— Mierda. — Lit se queja ante lo que había escuchado, por lo que termina siendo guiado por el otro Dom a dónde estaba Londra. — Paulo. — llama al rubio, quien se encontraba con la cabeza sobre las piernas de Tobar. El cual había soltado una gran cantidad de sus feromonas, para tratar de calmar al ojiazul, cosa que no lastimosamente no había funcionado. — ¿Pero qué te pasó? — consulta, habiéndose acercado al mayor, dejando de lado a Matías, quien solo observaba en silencio lo que sucedía. — Paulo, todo está bien, todo está bien... — dice, acariciando las húmedas mejillas de su amigo, que lo ve con una expresión entre alivió y molestia.

Teniendo de fondo los ladridos de Esku, quien había sido alejado a la fuerza de su dueño, porque con él queriendo proteger al rubio, no iban a poder ni tocarlo. Habiendo sido enviado al patio trasero de la casa, gracias a una orden que el mismo rubio le dió, antes de empezar a colapsar desde adentro.

|| 𝖲𝗈𝗎𝗅𝗆𝖺𝗍𝖾 : ᒪITᑕKO ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora