|| 𝖲𝗈𝗎𝗅𝗆𝖺𝗍𝖾 : ᒪITᑕKO ||

꧁ Cᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ Vᴇɪɴᴛɪᴜɴᴏ ꧂

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— ¿Hermanos? ¿Entonces vos y yo somos hermanos? — Matías cuestiona, luego de haber salido de la impresión que le dieron las palabras de Mauro. El cual solo se tenso como nunca antes lo había hecho en su vida, al estar en medio de una situación crítica.

— Aaah si, nosotros dos somos hermanos, medio hermanos, pero lo somos... — Lombardo afirma, mirando fijamente a Vinscontti, quien se levantó de donde estaba para dirigirse a él lentamente.

— ¿Matías? — Monzón llamó al contrario, quien simplemente lo ignoró para seguir con su camino hacia su hermano.

En busca de hacer algo, posiblemente...

Pero en ese transcurso de tiempo nadie dijo nada, ni hizo nada mientras el morocho se le acercaba al tatuado. Quien sentía el cuerpo temblar y un gran nerviosismo naciendo desde el centro de su pecho.

— Entonces... ¿Mientras yo me estaba pudriendo en ese lugar? ¿Vos estabas feliz de la vida junto a ese mal nacido? — Matías consultó con cierto enojo y los puños apretados.

— Yo sé que me debes de odiar por ser su hijo, pero te juro, que si hubiera sabido antes que existías y todo lo que te hizo, hubiera hecho hasta lo imposible para irte a buscar. — Lombardo le afirma al morocho, quien siente un vuelco de emociones en todo su ser.

Teniendo varias opciones para salir "bien" de está:

La primera, llorar a mares y decirle, o más bien exigirle, al ojiverde que lo alejará lo máximo posible de Lombardo.

La segunda, putearlo e intentar cobrarse todo el mal que había pasado con su hermano. Aunque sabía que él no tenía la culpa de nada de lo que su viejo le había hecho.

Y la tercera, todas las anteriores juntas, para después querer desaparecer de la faz de la tierra, como si nunca hubiera nacido.

— ¡HIJO DE PUTA! ¡TE VOY A MATAR! ¡TE VOY A MATAR! ¡PARA QUE EL SIENTA EL SUFRIMIENTO QUE YO PASE! — Matias gritó con furia, tomando la tercera opción como vía de escape. Lanzándose encima de Lombardo para hacerle daño, y como aquel no hizo nada para defenderse, su tarea se le estaba haciendo demasiado fácil. — ¡TE VOY A MATAR! ¡TE VOY A MATAR! ¡TE VOY A MATAR! — repitió sin detenerse, llevando sus manos hacia el cuello del otro, no estando dispuesto a soltarlo, no hasta que dejara de respirar.

Y toda la sala se quedó estática por unos cuantos segundos por aquella escena, ya que después de estos, Monzón separó rápidamente a Matías de Lombardo. Mientras que Enzo ayudaba a aquel a ponerse de pie, dejando a Tiago sin poder hacer nada por nadie.

— ¡NO! ¡DÉJAME! ¡NO ME TOQUES! ¡NO QUIERO QUE ME TOQUES! ¡SUÉLTAME! ¡SUÉLTAME! — Matías le reclama con molestia a Monzón, sollozando como si su vida dependiera de las lágrimas que estaba dejando caer por sus mejillas.

— No te voy a soltar, no hasta que te calmes. — Monzón responde, llevando a Vinscontti al sofá mientras lo sostenía fuertemente con sus brazos, pero el morocho no parecía querer entrar en razón.

— ¡MAMÁ! ¡MAMÁ! ¡POR FAVOR AYÚDAME! ¡AYÚDAME! — Matías exclamó con todas sus fuerzas y en medio de un fuerte delirio que estaba abusando de su mente. Buscando de esa manera, un poco de socorro y consuelo en su madre fallecida, ante está situación que lo estaba matando.

— Shhh, ya está bien, no pasa nada, no te preocupes, no te voy a lastimar, no te voy hacer daño. — Mauro le jura a Matías, dándole a la misma vez pequeños mimos sobre el cabello y leves caricias en la espalda.