"Límites"
Fue lo que dijo Dégel al darle la espalda a Kardia mientras sostenía el látigo entre sus manos.
- ¿A qué te refieres Verseau? - Cuestionó Defteros con curiosidad.
- Quiero decir que en este mundo el juego debe ser cómodo para llegar al placer sin llegar a excederse. Los juegos deben ser divertidos, placenteros y lujuriosos para ambas partes. La práctica se basa en el respeto, la confianza y el consenso de los tres, la seguridad es responsabilidad compartida.
- Vaya, dices que hay que estar cómodo y a mi no se me hace nada cómodo que te aprovecharás de nosotros para mantenernos cautivos en este lugar - Recriminó Kardia intentando molestar al francés.
- ¿Debo recordarles que ustedes son lo que entraron a mi mansión sin permiso? - Contestó Dégel con altivez en sus palabras - Además, les estoy brindando una oportunidad para que no los delate con la policía, de lo contrario puedo hacer que terminen en la cárcel por el simple hecho de entrar en mis dominios.
- Si, si - Dijo Defteros rodando los ojos - Mencionaste una paga, espero que no sea un vil engaño.
- Claro, siempre y cuando ustedes pongan de su parte - Dégel comenzó a caminar nuevamente hasta el sitio donde se encontraba Defteros esperando su respuesta.
- Sé que sonará loco pero de verdad necesitamos demasiado dinero. Queremos regresar a nuestro país natal pero no alcanzamos cubrir el gasto que implica los viajes de regreso - Defteros al decir esto esperaba que Kardia no le reprochará algo al respecto por tomarse el atrevimiento de tomar esa decisión a la deriva.
- ¡Defteros! - Exclamó Kardia molesto.
- ¡Es una excelente oportunidad Kardia por favor! -Agregó Defteros mirando como Dégel caminaba de un lado a otro esperando escuchar con ansias la respuesta de esos dos griegos.
- Estás demente si quieres que el loco de Verseau nos trate como unos...
- Ya basta Kardia necesitamos esto por favor. Esa es la razón del porque entramos en este sitio.
Mientras ellos dos seguían decidiendo aquella propuesta, Dégel dejó su látigo sobre un de los muebles que tenía a su derecha, se giró sobre si mismo para mirar a esos dos griegos que seguian discutiendo la respuesta.
- Debo irme, los pendientes en mi empresa no se acaban jamás... Espero que cuando regrese tenga una favorable respuesta.
- ¡Espera! - Lo llamó Kardia - No piensas dejarnos así ¿Verdad?.
- ¡Estás loco si piensas que nos puedes tratar como a unos perros!
Dégel tomó un poco de aire para intentar calmarse, eran lindos no lo negaba pero tambien lo que tenían de hermosos y sexys no quitaba el hecho de que su comportamiento ayudar en algo.
- Cuando salga yo de aquí, esas cuerdas se aflojaran un poco de sus manos, lo cual les permitirá levantarse de dónde están. Solo les advierto que de aquí no podrán salir - Dégel dió unos cuantos pasos adelante para señalarles una pequeña puerta de madera - Ahí en ese lugar les llegará sus respectivos alimentos, nada les faltará.
- Creo que nos ves como mascotas - Reprochó Defteros al escuchar todos eso.
- Aún no puedo darles mi confianza total hasta que tengamos un acuerdo de por medio - Se dió la vuelta dándoles la espalda - En la noche los vendré a visitar esperando una respuesta.
-¡Dégel! - Gritó nuevamente Kardia.
- Ahora que sucede - Dégel se dió la vuelta sin retirar la mano de la manija de la puerta.
- Señor perfecto ¿Dónde está el baño? No creas que estaré esperando hasta que llegues.
- Esa puerta color chocolate - Señaló Verseau en el rincón - Tiene regadera también.
Después de decir esto salió de aquella habitación dejando a Kardia y Defteros solos. Ambos sintieron una agradable sensación cuando aquellas cuerdas se aflojaron un poco logrando hacer que sus manos se liberarán de esa posición.
Antes de irse a trabajar, Dégel tomó una ducha, seguido de un buen desayuno que su personal de la mansión le hizo llegar hasta su habitación.
El aroma a café inundando sus fosas nasales le dió una sensación de tranquilidad y el olor que desprendías aquellos alimentos preparados meticulosamente eran la combinación perfecta para esta mañana.También tenía otro detalle por solucionar en la empresa y es que desde el día que le ofreció al señor Metaxas que invirtiera en su empresa se le había hecho demasiado tedioso el hecho de intentar negociar con Milo Metaxas.
El problema no era el mismo Milo, su dolor de cabeza era su pareja, quien desde que lo conoció no ha parado de burlarse de su desgracia.
- Camus de Metaxas - Susurró Dégel mientras tomaba la taza de café en sus manos - Lo que tienes de bello, lo tienes de peligroso.
Necesitaba que la empresa de Metaxas invirtiera en la suya, de lo contrario su empresa en un par de años comenzaría a decaer al no encontrar personas interesadas que quieran ser parte de la empresa de Verseau.
Así era ese mundo, a veces obtenían jugosas ganancias y otras más les tocaba perder.Aunque aún no estaba seguro de tomar la decisión de arreglarse con Camus, ese era uno de los puntos importantes que Milo dejó en claro desde el principio.
Y esa fue que Camus era el indicado de ver los pros y los contras de esa inversión, si Camus aceptaba, aquella inversión se realizaría, de lo contrario necesitaba buscar otros inversionistas que estén interesados en su mayor empresa de servicios tecnológicos.Si bien Dégel decayó mucho al darse a conocer una noticia inesperada donde se revelaba que Seraphina sostenía una relación con Unity, lo que menos necesitaba es hundir más su reputación.
Pero Camus parecía alguien que no sería fácil de convencer, a cada momento le recuerda esa infidelidad hostigando que su labor y desempeño sexual dejaba mucho que desear.
- Necesito encontrar la razón de hacerte firmar Camus - Murmuró Dégel dando un leve sorbo a su taza de café.
Después de todo, Camus de Metaxas es quien lo provocaba.
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El Magnate
FanfictionUn caballero con un alto poder socioeconómico encuentra en dos personas desconocidas lo que realmente desea y disfruta. Su posición económica y el hecho de mostrarse alguien con aspecto serio es la perfecta combinación para poder satisfacer sus gust...